Antes de que todo acabe...

Un espacio para la reflexión: "Los límites del lenguaje de una persona son los límites de su mundo..."

sábado, septiembre 30, 2006

Ciencias ocultas y el escepticismo

Este artículo va dedicado especialmente para quienes gustan y llevan una vida tutelada bajo creencias como la astrología, el fenómeno OVNI, etcétera.

Además de que intenta concientizar de forma tal, que antes de asimilar los diversos tipos de información sobre cualquier tema, lo analicemos y juzguemos de manera crítica.

Disfrutenlo y leanlo cuidadosamente.



Postura de los científicos "clásicos" ante lo oculto y otros temas1



Temas metamágicos, sección de Martin Gardner

Dos clases de indagación: la del "Nacional Enquirer y la de "The Sceptical Enquirer"2

Douglas R. Hofstadter

"EL MUCHACHO VE CON LAS OREJAS... declaran perplejos maestros e investigadores"

"Híbridos de persona y planta... LOS CIENTÍFICOS ESTÁN A PUNTO DE CREAR PERSONAS VEGETALES... Increíbles criaturas capaces de cuanto quisiéramos"

"La hipnosis lo revela: un SER EXTRATERRESTRE COMPARTE CUERPO Y MENTE DE UNA MUJER"

-Titulares del National Enquirer

El niño que el lector ha sido, ¿se preguntó alguna vez por qué en los textos las frases declarativas acaban muchas veces con signos de admiración? ¿Eran en verdad tan asombrosos sus enunciados? ¿Tan excitados estaban siempre los personajes que las decían? Es evidente que no. Aquellos signos de admiración eran un ardid psicológico sin otra finalidad que dar más garra a la historieta.

El Nationul Enquirer, una de las instituciones periodísticas más amarillas y sensacionalistas de los Estados Unidos, se vale de una treta similar. Siempre que uno de sus titulares lanza a los cuatro vientos el descubrimiento de algún fenómeno extravagante o increíble, del que jamás nadie tuvo noticia, en lugar de encerrarlo entre admiraciones le da comienzo (o fin) mencionando "la perplejidad de los científicos", "la confusión de los investigadores" o la sorpresa de otros sabios no menos atónitos. Se trata de un adorno, puesto allí para darle credibilidad al reportaje.

¿O tal vez no? ¿Cuál es el verdadero objetivo de sus redactores? ¿Que la historieta parezca verosímil o que parezca increíble? Tal vez pretendan lograr ambas cosas: que por una parte la noticia suene lo más estrafalaria y exótica posible y que por otra tenga aspecto respetable y auténtico. Para lograr un titular ideal les es forzoso implantar en él una contradicción: la imposibilidad de la mano de la certidumbre. En dos palabras: disparates comprobados.

¿Qué podemos deducir de titulares como los de arriba? ¿Qué consecuencias extraen de que esta publicación se venda por millones todas las semanas en tiendas de alimentación y supermercados, de que la gente engulla tan vorazmente sus historietas como las bolsas de patatas fritas? ¿Y del hecho de que una vez terminada puedan volverse hacia más montañas de otros disparates con que nutrir su mente: National Examiner. Star, Globe, Weekly World News,...? ¿Qué opina usted? Homólogos en castellano no faltan.

Seguramente su primera reacción sea encogerse de hombros, y dejar de lado por absurdas, semejantes historias. Pero, ¿cómo sabe usted que son absurdas? ¿Le parece a usted que también ésta es una pregunta tonta? ¿Qué opina entonces de los artículos publicados en esta revista? ¿Les presta usted atención y confianza? ¿Y que diferencia hay entre unos y otros? ¿Será únicamente un estilo editorial distinto? ¿Tal vez sea el formato, tal vez el tono sensacionalista y la concisión del texto, la profusión de fotos en color de personajes y personajillos lo que le haga desconfiar del National Enquirer Aunque, espere un momento. ¿No hay aquí una petición de principio? ¿Qué clase de razonamiento estamos haciendo si entre las pruebas de la acusación incluimos el veredicto de culpabilidad? Es obvio que precisamos de un procedimiento para decidir objetivamente qué sea "prensa sensacionalista".

¿Cuál es la otra cara de la moneda? ¿Es acaso el formato tradicional y digno de Investigación y Ciencia, su tono mesurado y objetivo, la ausencia de famosos entre sus páginas lo que le convence de su credibilidad? De ser así, tiene usted un curioso método para discernir lo verdadero de lo falso, y la impresión de que su concepto de "verdad" está fuertemente ligado a sus criterios -o a sus prejuicios de valoración del "estilo" del canal de comunicación. Algo verdaderamente intangible.

¿Y Dicho esto, tengo que admitir que yo recurro continuamente a rápidas valoraciones de estilo al tratar de cribar lo verdadero de entre lo falso, de discriminar lo verosímil de lo increíble. Me seria imposible explicar en qué criterios me baso al hacerlo así sin antes pensarlo largamente y sin escribir buen número de cuartillas. E incluso entonces, si tuviera que publicar una guía definitiva (que bien pudiera titularse La discriminación de lo verdadero de lo falso atendiendo a su estilo de publicación), de nada serviría sin editarla e imprimirla y su título, por no hablar del estilo con que estuviera escrita, aunque tal vez atrajera algunos lectores, sin duda provocaría la repulsión de muchos mas.

Siendo la verdad tan escurridiza, no es de extrañar que la gente se encuentre acosada y asediada por la algarabía de voces que desde la letra impresa le lanzan mensajes contradictorios. En años más mozos creí durante un tiempo que una vez algo había sido descubierto, verificado y publicado pasaba a ser Conocimiento: definitivo, aceptado e irrevocable.

Para sorpresa mía, sin embargo, descubrí pronto que la verdad ha de estar constantemente luchando en defensa de su vida. Que el haber sido publicada una idea en una revista prestigiosa no garantiza que se conozca y acepte. En realidad, por lo común será necesario volver a presentarla y publicarla muchas veces, con palabras nuevas y en formas distintas, y generalmente por otras personas, antes de que tenga la oportunidad de prender. Tal descubrimiento no resulta grato a mentalidades idealistas, como la mía, más dispuestas a creer en la noción de verdad monolítica y absoluta que a admitir la existencia de verdades plurales y relativas. La idea de que la verdad haya de luchar por su supervivencia resulta bien triste: y la idea de que la verdad no llegará a emerger sin fuerte ayuda me parece todavía más indignante.

Todas las sociedades se han planteado esta cuestión: ¿Qué es mejor, dejar alzarse todas las voces, cada una proclamando su verdad, en conflicto con las demás, o tener únicamente unas cuantas publicaciones "oficiales" que dicten en cada caso qué es válido y qué no lo es? Nuestra sociedad ha optado por la pluralidad de voces, por el libre y completo enfrentamiento de teorías contrapuestas. Ahora bien, en medio de tumulto semejante, ¿nadie velará por la ley y el orden? ¿Quién será guardián de la verdad? La respuesta es: el CSICOP.

¿El CSICOP? ¿Qué significa CSICOP? ¿Será algo así como un policía que guarde la verdad? No le falta mucho. CSICOP son las siglas del Committee for the Scientific Investigation oí Claims of the Paranormal (Comité para investigar científicamente lo paranormal). Un título francamente esotérico para una organización cuyos fines nada tienen de esotéricos: aplicar el sentido común a las informaciones de hallazgos extravagantes, de hechos implausibles, de teorías inverosímiles.

¿Quiénes son los miembros del CSICOP. y por qué se han reunido? La organización nació en la mente de Paúl Kurtz, profesor de filosofía de la Universidad estatal de Nueva York en Bufalo, quien le dio el ser, convencido de la necesidad de oponerse a la creciente marea de creencias irracionales y de proporcionar al público una exposición mas ponderada de lo paranormal) presentando el punto de vista científico disconforme. Entre los primeros miembros del CSICOP se encontraban algunos de los más distinguidos filósofos (por ejemplo Ernest Nagel y W V. Üuine) y otros pintorescos enemigos del oscurantismo, como el psicólogo Ray Hyman, el ilusionista James Randi y alguien de quien los lectores de esta sección es seguro tienen noticia: Martin Gardner. Ya en las primeras reuniones del comité se decidió que su principal función fuera publicar una revista dedicada al sutil arte del desprestigio. Tal vez no fuera "desprestigio" la palabra que ellos hubieran elegido, pero creo que es la adecuada. La revista, que empezaron a publicar en otoño de 1976, fue The Zetelic del griego "indagador escéptico"

Como en tantos otros proyectos de altos vuelos, en el momento de echar plumas se planteó un conflicto filosófico entre dos facciones, una "relativista", no enjuiciadora: otra, más firmemente contraria al disparate y la superchería, más ansiosa de ir a la ofensiva y atacar lo presuntamente sobrenatural. Aunque suene extraño, la facción más tolerante no lo fue tanto como para aceptar el punto de vista contrario, y la brecha se abrió más todavía. Finalmente, se produjo el cisma. La facción relativista (un miembro) optó por publicar su propia revista. The Zdetic Scholar, donde coexisten felices ciencia y pseudo-ciencia. La más numerosa conservó el nombre CSICOP y cambió el título de su publicación por The Sceptical Enquirer.

El propósito de The Sceptical Enquirer es, sencillamente, luchar contra el disparate. Recurre para ello al sentido común, lo que significa que es accesible todos cuantos sepan leer. Para comprenderla no se requieren conocimientos particulares ni estudios superiores: en sus páginas los disparates quedan sistemáticamente reducidos a polvo (no siempre los desatinos son aparatosamente absurdos, como los titulares de! comienzo del artículo; los hay de gran sutileza). Lo único que se precisa para leer esta indómita revista es curiosidad por la naturaleza de la verdad: curiosidad por saber cómo la verdad se defiende a sí misma (con la ayuda de su agente, el CSICOP) de los ataques que desde todos los frentes le dirigen teorizadores de inimaginable imaginación, especuladores de toda laya, excéntricos, lunáticos y descarados impostores.

La revista ha ido creciendo desde el pequeño número de suscriptores inicial hasta unos 750, un David en comparación con los Goliats mencionados, cuya circulación semanal es de millones. Sus páginas son de tal vivacidad y humor, que en ellas el combate de las ideas cobra sus más gratas formas. La revista no es en modo alguno portavoz de una creencia monolítica, ni paladín de un único dogma. Es por el contrario un foro de ideas, porque incluso los más duchos en esgrimir el sentido común pueden hacerlo en formas distintas y en ocasiones, estar en desacuerdo.

En una revista así. las decisiones de política editorial tendrán siempre un elemento paradójico. Después de todo el tema a debate es, en esencia, la naturaleza de un razonamiento correcto. ¿Cuáles deberán ser aceptados como tales, y cuáles no? Para caricaturizar la situación, imaginemos los dilemas de tipo editorial con que habrían de enfrentarse hipotéticas publicaciones tituladas Boletín de la prensa libre, Mente abierta o Información sobre política editorial. ¿Qué cartas al director deberían publicarse? ¿Qué artículos? ¿Qué argumentos aducir para justificar la aparición o supresión de parte del material presentado?

No es fácil responder a estas preguntas, pues en todas ellas hay una paradoja, una ambigüedad al ser las ideas sometidas a evaluación las mismas encargadas de efectuarla. La única salida es apelar al sentido común, roca firme que sustenta toda racionalidad. Desdichadamente carecemos de un algoritmo que inexorablemente caracterice de modo único este estrato último de la razón, ni es verosímil que pueda disponerse pronto de nada semejante. Por ahora, el núcleo de la racionalidad tiene que depender de inescrutables: lo sencillo, lo elegante, lo intuitivo. Esta paradoja ha pervivido a lo largo de la historia del pensamiento, mas en nuestros tiempos, exuberantes en informaciones parece especialmente perturbadora.

A pesar de tales rompecabezas epistemológicos que guardan relación con la razón misma de su existencia, The Sceptical Enquirer está floreciendo y proporcionando refrescante antídoto contra las publicaciones científicas, cada vez más henchidas de jerigonza técnica y que tantas veces nos resultan curiosamente intrascendentes, al lado de la vida ordinaria. En este aspecto, el Enquirer llega a recordarnos las publicaciones sensacionalistas de la prensa amarilla.

La relación de temas tratados en los 17 números hasta ahora publicados es notablemente variada. Algunos de ellos han sido tratados solamente una vez; otros se repiten con cierta frecuencia, y son examinados desde distintos ángulos y analizados a distinta profundidad. Algunos de los más frecuentes son la PES (percepción extrasensorial). la telequinesis (capacidad para influir en sucesos distantes mediante las fuerzas de la mente), la astrología, los biorritmos, el monstruo del lago Ness, los ovnis, el creacionismo, la telepatía. la televidencia, la clarividencia detectivesca, el triángulo de las Bermudas (y otros), la "mentalografía" (capacidad para impresionar una película fotográfica por acción del pensamiento), el presunto origen extraterrestre de la vida terrena, el hechicero "Don Juan" de Carlos Castañeda la fuerza de las pirámides, la cirugía psíquica y la cicatrización de heridas por la fe, la "cienciología", las predicciones de "psiquistas" famosos, los fantasmas, espíritus y casas encantadas, la levitación, la quiromancia y la lectura del pensamiento, las teorías antropológicas heterodoxas la percepción de las plantas, las máquinas de movimiento continuo, la radiestesia... Y estos no son sus únicos temas sino los más frecuentes.

Algunos de sus colaboradores intervienen muchas veces, como Randi, que es verdaderamente prolífico. Entre otros encontramos a! especialista en aeronáutica Philip J. Klass, al experto en ovnis James E. Oberg, al afamado Isaac Asimov, al fundador del CSICOP (y su actual presidente) Kurtz, al psicólogo James E. Alcock, al pedagogo Elmer Kral, el antropólogo Laurie Godfrey, al redactor científico Robert Sheaffer, al sociólogo William Sims Bainbridge y a muchos otros. El redactor jefe de la revista Kendrick Frazier que escribe por libre sobre temas científicos publica periódicamente comentarios tan elocuentes como mordaces.

No hay mejor manera de mostrar el tono de la revista que entresacar de sus artículos unas cuantas muestras. Uno de mis favoritos apareció en el segundo número (primavera/verano de 1977). Debido al psicólogo Ray Hyman (quien, incidentalmente, lo mismo que otros varios colaboradores de The Sceptical Enquirer es también ilusionista de talento) se titula " 'Cold Reading': How to Convince Strangers that You Know All about Them". " 'La lectura en frío': Un método para convencer a desconocidos de que sabemos todo lo referente a ellos.")

El artículo comienza comentando un curso que Hyman impartió sobre distintos métodos de manipulación de la conducta de las gentes. Escribe: "Invité a varios de estos manipuladores, vendedores ambulantes, promotores de enciclopedias, hipnotizadores, técnicos publicitarios, predicadores, timadores y diversos individuos que han de habérselas con las personas y sus problemas".

"Las técnicas que examinamos y, de modo particular, las destinadas a ayudar a la gente a apechar con sus problemas personales, parecían valerse de la tendencia del cliente a ver en una cierta situación más de lo que en realidad ésta contiene. Al serles indicada esta explicación los alumnos la aceptaron sin discusión. Mas yo no estaba convencido de que hubieran comprendido plenamente cuan tenaz y poderosa es la tendencia del ser humano a buscar explicación y sentido al absurdo y al disparate".

Seguidamente Hyman expone lo muy dispuestas que las personas estamos para creer lo que otros nos dicen de nosotros. Su ''regla áurea" es: "Para caerle simpático a tu prójimo dile lo que está deseando escuchar; su deseo es oír hablar de sí mismo, así que hablale de sí mismo. Pero no le digas lo que tú sabes ciertamente de él. ¡Oh no! Nunca le digas la verdad. Dile en cambio lo que a él le gustaría que fuera cierto". A modo de ejemplo, Minan cita el siguiente párrafo (que, por notable coincidencia, fue escrito pensando precisamente en usted, querido lector):


Algunas de sus aspiraciones tienden a ser muy poco realistas. En ocasiones es usted extrovertido, atable y sociable mientras en otras se torna introvertido, belicoso y reservado. Ya ha descubierto usted que ser demasiado franco al mostrarse a otros no es prudente. Se enorgullece usted de pensar por sí mismo, con independencia, y de no aceptar sin pruebas adecuadas las opiniones de otros. Le gusta cierto grado de cambio y variedad; le molestan en cambio las restricciones y limitaciones que le coartan. En ocasiones le asaltan serias dudas de si habrá tomado la decisión oportuna o realizado lo que era conveniente. Aunque exteriormente es disciplinado y dueño de sí, en su fuero interno usted se sabe inseguro y propenso a inquietarse.

El ajuste de su sexualidad le ha presentado ciertas dificultades. Aunque su personalidad presenta algunos puntos flacos, por lo común es usted capaz de compensarlos. Tiene usted grandes capacidades que aún no ha utilizado y a las que todavía no ha sabido sacar provecho. Tiene tendencia a ser duro critico de sí mismo y fuerte necesidad de gustar y causar admiración en otras personas.

¿Qué tal le cae el traje? ¿Bien verdad? Hyman comenta: "Todo cuanto se dice en este rollo macabeo fue utilizado ya en 1945 por Bertram Forer para poner de relieve en una de sus clases el fenómeno de 'validación personal'. Casi todas las afirmaciones que en él se hacen fueron tomadas de un libro de astrología de venta en quioscos. Los alumnos de Forer, pensando que el esbozo de personalidad expuesto había sido preparado individualmente para cada uno de ellos como resultado de un test caracteriológico, le dieron nota media de 4.26 en una escala que iba de 0 (malo) a 5 (perfecto). No menos de 16 de sus 39 alumnos (el 41 por ciento) estimaron que describía de forma perfecta su personalidad. Solamente 5 le dieron calificaciones inferiores a 4 (siendo la mínima un 2 que significaba 'pasable'). Casi 30 años después, los alumnos le dan al mismo bosquejo calificaciones casi idénticas, convencidos de que se trata de descripciones únicamente de sí mismos".

Hyman da una receta de 13 puntos para lograr ser "'lector frío". Entre sus indicaciones se encuentran éstas: "Válgase de la técnica del 'anzuelo' (hacer que el sujeto nos hable de sí mismo y luego repetírselo con otras palabras); dé siempre la impresión de que sabe usted más de lo que está diciendo; no tenga reparo en adular a su sujeto siempre que tenga ocasión". Esta receta tan deliciosamente cínica es presentada con todo lujo de pormenores, presumiblemente no con la intención de hacer de los lectores charlatanes o aduladores interesados, sino para vacunarles contra tales manipulaciones,

Hyman pregunta: "¿Por qué funciona tan bien esta receta? de nada vale decir que la gente es sugestionable o incauta. Tampoco podemos dejarla de lado con el argumento de que ciertos individuos carecen de sentido crítico o inteligencia suficientes para ver un poco más allá de cuanto se les dice. Más aún, podría decirse que sin una cierta inteligencia en el cliente la 'lectura' no funcionaría bien... Para comprender nuestro mundo es forzoso que pongamos en juego nuestro conocimiento y nuestras expectativas. En casi todas las situaciones ordinarias, esta forma de valemos de la memoria y del contexto nos permite interpretar correctamente lo que se nos dice y nos proporciona las inferencias necesarias para ello. Pero este poderoso mecanismo puede muy bien despistarnos en situaciones que no aporten verdaderamente mensaje alguno. En lugar de percibirlas como 'ruido aleatorio', somos capaces todavía de encontrarle un sentido a la situación. Y así el mismo sistema que de forma creativa nos permite hallar significados y hacer nuevos descubrimientos nos convierte también en sumamente vulnerables a la explotación de manipuladores de toda laya. En el caso de la lectura en frío. el manipulador puede tener conciencia clara del engaño que practica, mas no pocas veces también él es víctima de la validación personal".

(Hyman sabe bien de qué habla. Hace muchos anos, él mismo estuvo convencido de poseer auténtica capacidad quiromántica, hasta que un día hizo la prueba de decirle a la gente exactamente lo contrario de cuanto creía ver en las rayas de sus manos, descubriendo que se tragaban el cuento con la misma convicción de siempre. Comenzó entonces a sospechar que la plasticidad de la mente humana -y en particular, la suya- estaba jugando algunas malas pasadas).

Al comienzo de cada número de The Sceptical Enquirer hallamos la sección de "Noticias y Comentarios". Se tratan en ella las últimas informaciones sobre hallazgos sensacionales de actualidad, los espacios televisivos dedicados a debatir o informar (en favor o en contra) lo paranormal, querellas judiciales de uno u otro signo, etcétera. Una de las secciones más divertidas (otoño de 1980) fue la reseña de la concesión de los "Premios Uri Geller" que Randi adjudico a diversas almas que bien lo merecían, vistos sus meritorios esfuerzos por arraigar entre nosotros la candidez, la superchería y la creencia en lo irracional. Los premios habrían de entregarse, como es obvio, el Día de los Inocentes. Cada premio consistía en "una cuchara de acero inoxidable doblada con el mejor gusto, con una base muy transparente y muy endeble". Los ganadores recibieron telepáticamente la notificación del premio, "siendo libres de anunciar su premio antes del acto de entrega, por precognición, si así lo deseaban". Los premios se agrupaban en cuatro categorías: Académica ("para el científico que haya dicho la mayor bobada sobre parapsicología"), Financiación ("a la fundación u organización que haya concedido mas dinero para las investigaciones parapsicológicas más necias"). Actuación ("para el psiquista que con mínimo talento haya sido capaz de tomarle el pelo a más gente") y Medios de Comunicación ('"a la organización informativa que respalde las más descabelladas afirmaciones de los paranormalistas").

La naturaleza de las coincidencias es tema recurrente en el análisis de lo paranormal. Recuerdo vividamente un pasaje de un precioso libro de Warren Weaver titulado Lady Luck: TheTheory of Probability donde hace notar que en muchas situaciones e! resultado más probable puede muy bien ser un suceso sumamente inverosímil (como ocurre al repartir manos de bridge donde cualquiera que sea la mano que se reciba, por necesidad, será extraordinariamente rara). Una tesis semejante aparece en la siguiente cita, tomada de un libro reciente de David Marks y Richard Kamman, The Psychology of the Psyquichs (del que fueron espigadas varias citas en un número de The Sceptical Enquirer:

"Primero: nos fijamos en las coincidencias. Particularmente en las más llamativas. y por ello las recordamos. Segundo: no nos fijamos en las no-coincidencias. Tercero: nuestra ceguera para las no-coincidencias crea la ilusión a corto plazo, que hace parecer inverosímiles e inexplicables las coincidencias mas llamativas Cuarto: no somos duchos en el cálculo de combinaciones de sucesos (y por tanto no percibimos las correspondientes probabilidades). Quinto: pasamos por alto el principio de equivalencia de las coincidencias, a saber, que cualquiera de ellas es tan buena como cualquier otra en lo que a teoría del psiquismo se refiere."

Tenemos excelentes ejemplos de la incapacidad de la gente para detectar no-acontecimientos en las predicciones fallidas de afamados videntes y psiquistas (como por ejemplo, en Estados Unidos, Jeane Dixon). Casi nadie se para a comprobar la frecuencia con que los sucesos reales invalidan las predicciones, The Sceptical Enquirer tiene la tradición de repasarlas y comprobarlas. Al fin de cada año publica cierto número de predicciones correspondientes a él realizadas por distintos psiquistas y después determina su índice de aciertos. En el número de otoño de 1980, la redacción tomó las profecías de los "100 principales", las tabuló, disponiendo las doce primeras según el número de videntes que las predijeron: a cargo del lector quedaba la constatación del acierto en la visión del futuro por medios psíquicos. La predicción que encabezaba la lista de 1979 (profetizada por 86 psiquistas) fue: "Casi lodo el mundo podrá disfrutar de mas larga vida conforme vaya dominándose el proceso de envejecimiento". La segunda (85 psiquistas) resultó: "Se producirán avances de la mayor importancia en la lucha contra el cáncer, que casi harán desaparecer la enfermedad". La tercera (también 85): "Tendrá lugar un asombroso renacimiento espiritual, con retorno a los viejos valores". En este tono prosiguen. La sexta predicción (81 profetas) fue: "Se establecerá contacto con seres extraterrestres, que nos darán conocimientos increíbles".

Estas predicciones tienen algo de patético, de desesperado incluso. Saltan demasiado a la vista las semejanzas entre las publicaciones que lanzan semejantes predicciones y series de televisión tan intrascendentes e inanes como "La Isla de la Fantasía" o "Star Trek" (que en España se tituló "Espacio 1999"). Su común denominador es la huida de la realidad. Esta tesis está bien sustentada en un artículo de William Sims Bainbridge. en el Sceplical de otoño de 1979. Seguramente que todos nosotros sentimos el deseo de diluir la realidad con un poco de fantasía, de lograr que la realidad parezca más sencilla, más en línea con lo que desearíamos que fuese. Empero, seguramente también todos nosotros tengamos la capacidad, e incluso el deseo, de discernir lo relevante de lo absurdo, o al menos así es cuando la diferencia se presenta de forma apremiante.

Mas. ¿cómo hacerlo? En la sección de noticias y comentarios del número de primavera de 1980 de The Sceptical Enquirer se daba cuenta de una animada serie de charlas-espectáculo itinerantes a cargo del "Capitán Rayo de Luz", pseudónimo de Douglas F. Staiker profesor de filosofía de la Universidad de Delaware. El artículo tiene lo siguiente en boca de Staiker dentro de su espectáculo de "ridiculización cómica" que apunta contra la astrología, los biorritmos, la numerología, los ovnis, la fuerza de las pirámides, las potencias psíquicas y demás:


"Durante años estuve enseñando y explicando su falsedad en tono serio, cargando frontalmente contra tan descabelladas teorías. Este ataque directo no logró cambiar demasiadas mentalidades. y por ello decidí lomar una vía indirecta. Si no puedes vencerlos, únete a ellos. Y en cierta forma podría decirse que así lo hice. Construí por mi cuenta unas cuantas pseudo-ciencias absolutamente ridículas, e hice ver que no tenían menos base que la astrología y las demás. Expliqué también cómo construir otras de estas absurdas historias. Volviendo las cosas del revés, trabajando, por así decirlo, de dentro afuera, creo que muchos más alumnos alcanzaron a ver cuan pseudo son estas pseudo-ciencias... y ese es e! auditorio al que deseo llegar... al grupo de ciudadanos del futuro inmediato. Mi espectáculo se dirige a ellos por la vía adecuada, Deja impresión duradera. Nos hace ganar amigos y cambiar mentalidades."


Una de las tesis que Staiker enuncia lúcidamente es que por muy elocuente que una conferencia pueda ser. Nunca tendrá el poder de convicción de la propia experiencia. Esta idea ha sido bien elaborada en un estudio clásico, llevado a cabo por Barry Singer y Víctor A. Benassi del departamento de psicología de la Universidad estatal de California en Long Beach. Estos investigadores se propusieron establecer que efecto causaban sobre los estudiantes de primer año de psicología ciertos fenómenos aparentemente paranormales creados por un mago ataviado de forma exótica. De sus hallazgos se da cuenta en el número de invierno de 1980/51 de The Sceptical Enquirer, en un artículo titulado "Eooling Some of the People All of the Time" (Algunos se dejan engañar hasta el fin).

En dos de los grupos de estudiantes, el ilusionista (Craig Reynolds) fue presentado como alumno de segundo ciclo, "interesado por los aspectos psicológicos de lo paranormal y por las fuerzas de la psique, que ha estado trabajando para desarrollar la manifestación de sus potencias psíquicas". El profesor encargado del grupo declaró explícitamente: "Personalmente, no estoy convencido de las facultades psíquicas de Craig, ni de las de nadie". En otros dos grupos, Craig fue presentado como estudiante de segundo ciclo, "interesado por los aspectos psicológicos de la magia y el ilusionismo escénico, que ha estado trabajando para poner a punto la representación de sus trucos". Los autores subrayan que todos los trucos realizados por Craig fueron "trucos sencillos, de nivel de aficionado conocidos, desde hace siglos y muchos explicados incluso en manuales de ilusionismo para niños".

Tras la actuación de Craig se les pidió a los alumnos que informaran por escrito de cuáles fueron sus reacciones. Singer y Benassi recibieron de su lectura dos fuertes sacudidas: "Primero... tanto en los grupos donde fue presentado como 'psiquista' como donde se le presentó como 'ilusionista', alrededor de dos terceras partes del alumnado creía firmemente que Craig gozaba de facultades psíquicas. Tan sólo unos cuantos alumnos parecían creer la descripción de 'ilusionista' dada por el profesor en las clases donde fue presentado como tal. En segundo lugar, no sólo prevalecía la convicción en los poderes sobrenaturales de Craig, sino que tal convicción era intensa y cargada de emociones. Cierto número de alumnos cubrió sus folios de exorcismos y exhortaciones contra el Diablo. Con respecto a su propio estado emocional, el 15 por ciento de los alumnos manifestó haber sentido miedo y sobresalto. La mayoría expresaron asombro y temerosa admiración.

"Estuvimos presentes en dos de las actuaciones de Craig, y fuimos testigos de ciertas formas extremas de conducta. Cuando Craig iba a medio camino de la salmodia para 'inducir la flexión' (parte de un truco consistente en doblar una barra de acero inoxidable) la clase se encontraba en estado de tensión y excitación terrible. Los alumnos permanecían tiesos en sus asientos, con los ojos brillantes y la boca entreabierta, muchos coreando en voz baja el cántico. Cuando al fin la barra se dobló hubo respingos de sorpresa y murmullos admirativos. Terminada la clase, su conducta típica fue permanecer inmóviles en sus asientos, con la mirada vacua o negando, perplejos, con la cabeza; otros, agolpándose en torno a Craig pidiéndole que les explicara cómo alcanzar tales poderes. Teníamos la impresión de estar observando un efecto conductual de fuerza extraordinaria. Si al terminar su actuación Craig llega a pedir a los estudiantes que se arrancasen las ropas, que le lanzasen dinero, o que fundasen un nuevo culto, estamos convencidos de que algunos hubieran respondido entusiasmados. Evidentemente algo sucedía allí que no comprendíamos del todo."

Después de tan dramática representación, se les dijo a las distintas clases que tan sólo habían visto unos cuantos trucos. De hecho, se les dio a dos clases más la misma representación, con el aviso adicional de que "en su actuación, Craig fingiría leer el pensamiento y poseer facultades psíquicas sobrenaturales pero que en realidad, Craig carece de ellas, y lo único que presenciarán serán trucos''. A pesar del preaviso, más de la mitad de los alumnos de estas clases terminaron convencidos de que Craig tenía poderes psíquicos. "Algo nos dice esto", observan filosóficamente Singer y Benassi "bien acerca de la consideración que merecen a sus alumnos los profesores de universidad bien sobre tas extrañas vías por las que la gente llega a creer en lo sobrenatural y lo oculto".

Viene ahora algo verdaderamente estupefaciente. "La pregunta que a continuación se les formuló fue si creían que un mago profesional podría repetir exactamente lo que Craig había hecho. Prácticamente todos los estudiantes concedieron que así sería. Se les preguntó entonces si deseaban revisar su valoración sobre las facultades psíquicas de Craig, a la luz de la información negativa que ellos mismos habían aportado. Tan sólo unos cuantos lo hicieron, reduciendo el porcentaje de convencidos en el psiquismo de Craig al 55 por ciento".

"Seguidamente se pidió a los alumnos que estimasen la proporción de cuántos, declarándose psiquistas y realizando prodigios como los de Craig, serían en realidad embaucadores y falsarios que se valdrían de trucos de ilusionismo. Hubo acuerdo en que al menos tres de cada cuatro psiquistas serían, efectivamente, embaucadores. Tras emitir este juicio negativo, volvió a preguntárseles si estaban dispuestos a revisar su estimación de las capacidades psíquicas de Craig. Como antes, tan sólo unos cuantos se avinieron a ello, rebajando la proporción de convencidos al 52 por ciento."

Singer y Benassi se hacen esta reflexión: "¿En qué se resume todo esto? Los resultados de nuestro ensayo sugieren que la gente es capaz de sostener empecinadamente su creencia en las facultades psíquicas de alguien cuando están convencidos de que su opinión es la buena. Es una falacia lógica admitir que con trucos pueden realizarse exactamente los mismos prodigios que realizaría un verdadero psiquista, admitir que la mayoría de los llamados psiquistas son charlatanes y, al mismo tiempo, sostener que un caso concreto (Craig) sea autentico, y ello con amplio margen de confianza. ¿Tan imbéciles somos los humanos? Sí".

Hace unos años, Scot Morris (redactor de Omni, encargado de la sección de Juegos) llevó a cabo un ensayo parecido con un grupo de alumnos de primer año de la facultad de psicología de la Universidad de Southern Illinois, cuyos resultados expuso en el número de primavera de 1980 de The Sceptical Enquirer. Morris empezó examinando cuáles eran las convicciones de sus alumnos sobre el tema de la percepción extrasensorial (PES) haciéndoles cubrir un cuestionario. Después, un colega realizó una exhibición de PES, que Morris describe como "impresionante y alarmante".

Tras la actuación. Morris trató de "desprogramar" a sus alumnos. Tenía para ello dos armas a su disposición. Una es lo que él llama "desembaucar". Este proceso, que duraba sólo tres minutos consistía en revelar el funcionamiento de dos de los tres trucos, junto con la confesión de que el otro también era un truco, "aunque", decía Morris, ''no voy a explicarles cómo fue realizado, porque deseo que ustedes experimenten el sentimiento de que nuestra incapacidad para explicar un fenómeno no lo convierte en sobrenatural”. La otra arma era una conferencia de 50 minutos para desmitificar la PES. Donde se revelaban los secretos de profesionales de la lectura del pensamiento, se daban estimaciones razonables de las probabilidades de coincidencias curiosas, donde se impugnaban mediante diversas razones lógicas y estadísticas ciertos estudios "científicos" de la PES. y donde se aducían ciertas otras razones de carácter práctico, todo ello con la finalidad de provocar fuerte duda sobre la realidad de la PES.

Tras la exhibición, aunque sólo la mitad de los grupos fueron "desembaucados", todos los alumnos asistieron a la conferencia. Seguidamente se hizo un sondeo entre los estudiantes para de terminar la intensidad de sus creencias en diversos tipos de fenómenos paranormales. Resultó que los grupos desembaucados creían mucho menos en la PES que los grupos que únicamente asistieron a la conferencia. El nivel promedio de credibilidad de la PES en las clases desembaucadas cayó desde cerca de 6 (moderada convicción) a 2 (fuerte desconfianza), mientras que en las no desembaucadas sólo descendió de 6 a 4 (ligeras reservas). He aquí cómo resume Morris tan sorprendente resultado: "la experiencia desembaucante fue, según parece, crucial. Tres minutos de explicación sobre el método con que habían sido engañados fue más eficaz para hacer brotar el escepticismo en el alumnado que una hora de denuncias de la PES".

Uno de los móviles que Morris tenía para efectuar su experimento era comprobar "si tal ejercicio serviría únicamente para enseñar a los estudiantes a mostrarse críticos con la PES, o si crearía en ellos una actitud de escepticismo más general, como habríamos podido esperar". Por ejemplo, ¿lograría esta experiencia ponerlos en guardia contra la astrología, las mesas de Quija, o la existencia de fantasmas? Morris sí creyó descubrir una ligera transferencia de la actitud crítica de unos a otros campos, de lo que concluía esperanzado "que al enseñarle a una persona a ser escéptica respecto a una creencia se consigue hacerla también algo más crítica en otras parecidas, y quizá ligeramente menos crédula de otras disímiles".

A mi modo de ver, la cuestión de la "transferencia del escepticismo" es crucial. De poco vale aprender una lección si tal lección sigue por siempre siendo una lección sobre un caso particular, y carece de aplicabilidad más allá del caso en que fue estudiada. ¿Cuál es por ejemplo, la lección que debemos sacar del incidente de Jonestown? ¿Nos dice simplemente, que nunca más deberemos volver a la Guayana tras Jim Jones? ¿O quizá, con mayor generalidad que debemos ser muy precavidos antes de seguir a un gurú cualquiera a través de medio mundo? ¿Tal vez. que no debemos ir tras ningún gurú, a ningún sitio y por ninguna causa? ¿Nos dice que toda forma de culto es perniciosa? ¿Que toda creencia en salvadores, sean humanos o divinos, es loca y peligrosa? ¿Es verosímil que los cristianos fundamentalistas de la "Mayoría Moral" puedan ver el reflejo de sus actitudes en los musulmanes fundamentalistas, de cuyo fanatismo aborrecen, y que pudieran por consiguiente verse llevados a renunciar a su propio fanatismo? ¿Por qué no? ¿Con qué nivel de generalidad se aprende -o debe aprenderse- una lección?

El Capitán Rayo de Luz creado por Slaiker, expresó su confianza en lograr imbuir a la gente de un espíritu crítico más general, de la capacidad para examinar más lúcidamente las proclamas de paranormalidad valiéndose para ello de la ridiculización de sus propias "pseudo-ciencias" en miniatura. ¿Tendrá razón? Hay muchos convencidos de la realidad de ciertos tipos de fenómenos paranormales que se burlan de quienes están convencidos de la veracidad de otros tipos. Hay personas que se mofan de los titulares de The Sceptical Enquirer y que al mismo tiempo creen que -pongamos por caso- la meditación trascendental puede permitir la levitación, o que las predicciones astrológicas se hagan realidad, o que los ovnis son visitantes de otros mundos, o que existe la PES. Mucha gente ha dicho:

"La mayoría de los psiquistas son desdichadamente, charlatanes y esto hace verdaderamente difícil reconocer a los auténticos". Hay incluso creyentes en embaucadores como Uri Geller que dicen: "Admito que a veces hace trampa quizás incluso el 90 por ciento de las veces, pero de todas formas, ¡sigo pensando que posee auténticas facultades psíquicas!".

Cuando uno está buscando una señal en medio de un montón de ruido, y cuanto más se atiende y más oído se presta, más ruido se recibe, ¿en qué momento deberemos razonablemente abandonar la búsqueda y concluir que no hay señales que recibir? Por otra parte, pudiera suceder que a veces sí hubiera alguna señal. El problema es que no queremos precipitarnos a emitir demasiado rápidamente un juicio negativo de carácter general, especialmente cuando las propias opiniones están basadas únicamente en una especie de prejuicio de culpabilidad por asociación. Pues, evidentemente, no todo lo publicado por el National Enquirer es falso. El difícil arte consiste en saber cuándo dejar de prestarle atención, en sentir cuándo las pruebas son inexistentes o insuficientes. Para bien o para mal, sin embargo, se trata de una cuestión subjetiva a la que pocas publicaciones han dedicado atención.

The Sceptical Enquirer se ocupa de cuestiones que van de lo sublime a lo ridículo, de lo trivial a lo profundo. Habrá quienes digan que es una enorme pérdida de tiempo ocuparse de bobadas tales como la PES u otros de los llamados fenómenos paranormales. Otros, entre quienes me cuento, consideran que todo aquel incapaz de -o no dispuesto a- pensar intensamente sobre los rasgos que distinguen el conocimiento científico de sus muchos sistemas rivales no es en forma alguna un devoto de la verdad. La difusión del disparate es una peligrosa tendencia, a la que es necesario poner coto.

En todo caso, se plantea a cuestión de si The Sceptical Enquirer podrá llegar a ser algo más que una gota de agua en un cubo grande. No es de creer que sus redactores se hagan la ilusión de que un día su revista se venda junto al National Enquirer en los supermercados. Llevando las cosas al último extremo, ¿podríamos imaginar un mundo donde una revista de desmitificación como The Sceptical Enquirer se vendiera por millones de ejemplares semanales, en competencia con otras varias de igual talante, mientras una voz solitaria y valerosa defiende los derechos de lo oculto, a razón de cuatro números al año, que vende a 7500 lectores? Más parece una de las disparatadas historias que tan buena acogida tienen en las páginas del National Enquirer. Este ridículo supuesto sirve para poner de relieve la dureza de la banda a que debe enfrentarse el CSICOP.

En cualquier caso, ¿de qué les sirve publicar su revista, si tan sólo van a leerla un puñado de fanáticos anti-oscurantistas, convencidos ya? La respuesta se encuentra, entre otros lugares, en la sección de cartas de la contraportada de cada número. Muchas personas escriben, explicando cuan decisiva ha sido la revista para ellos, sus amigos o sus alumnos. Entre los remitentes de este tipo de cartas de agradecimiento los más frecuentes son profesores de secundaria, aunque también he visto cartas de clérigos, locutores de radio y personas de otras muchas profesiones.

Confío en que, llegado aquí, habré despertado suficiente interés en algunos lectores como para hacerles pensar en suscribirse a The Sceptical Enquirer. La suscripción cuesta anualmente 16 dólares, y deben dirigirse a Box 229, Central Park Station, Buffalo, N. Y. 14215 (USA). Por afán de imparcialidad, daré también las direcciones y Tasas de suscripción de The Zetetic Scholar (Department of Sociology, Eastern Michigan University, Yasilanti. Mich. 48197; 12 dólares anuales) y del National Enquirer (Lantana, Fia. 33464.13.95 dólares por año).

Indudablemente, nunca seremos capaces de vaciar el vasto océano de irracionalidad en que cada uno de nosotros está inmerso, pero tampoco la ambición de The Sceptical Enquirer ha sido nunca tan grande; más bien su intención es ser a modo de boya bien anclada, a la que uno pueda asirse en ese mar tumultuoso. Su intención es promover en tantas personas como sea posible una saludable forma de escepticismo. Como Erazier dice en uno de sus elocuentes editoriales, "el escepticismo no es -pese a una opinión errónea muy extendida- un mero punto de vista. Es en cambio, ingrediente esencial en la indagación intelectual, un método para determinar y establecer los hechos cualesquiera que éstos puedan ser Y dondequiera que nos lleven. El escepticismo forma parle, del método con que la ciencia opera. Todo aquel interesado en la búsqueda del conocimiento, en hacer avanzar la comprensión de cuanto nos rodea, debería -pese a lo imperfectas que siempre resultarán tales empresas- respaldar la investigación crítica, siempre, sea cual fuere el tema y cualquiera que sea el resultado".

Es una lástima que hayamos de estar constantemente defendiendo la verdad frente al asalto desaforado de tantas gentes que no desean pensar; pero por otra parte, parece como si la confusión en las ideas fuese inevitable, como si formase parte de la naturaleza humana. Puesto a pensar en ello creo haber leído recientemente en algún sitio que la persona promedio emplea únicamente el 10 por ciento de su cerebro. ¡Hablando de confusión...! ¡Es asombroso! ¡Hasta los científicos han quedado sin habla...!

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1 Extracto obtenido de la página http://www.adelaflor.com, Martes 6 de julio de 2004 a la 1:36 hrs.
2 Artículo publicado en “Investigación y Ciencia”, revista sobre ciencia que puede encontrarse en los quioscos y librerías, en su nº 67 de abril de 1982. Investigación y Ciencia es la edición en español de “Scientific American”. Sección “Temas Metamágicos” Pueden encargarse ejemplares de cualquier número de la revista on-line en
http://www.investigacionyciencia.es

jueves, septiembre 28, 2006

La Jornada de hoy...

Algunos comentarios en La Jornada de hoy:

Astillero

Julio Hernández López

A golpe de Yunque

  • URO y FC, suertes atadas
  • Equipo calderónico Lily Ledy
  • Oaxaca y la visión neroniana


Los dos puntos rojos de la política nacional son Ulises Ruiz y Felipe Calderón. A uno le impiden asomarse siquiera a las calles de la capital del estado que dice gobernar, mientras al segundo le protestan incluso en presuntos santuarios del conservadurismo, como sería la ciudad de Guanajuato. Pareciera compartir una suerte amarga el par de impugnados a quienes persigue el fantasma del fraude electoral (el oaxaqueño es ampliamente reconocido como un gran maestro de mapachería que, sin embargo, ganó por pequeña y altamente dudosa diferencia oficial a Gabino Cué; de Calderón poco hay que agregar a lo que diariamente se le dice y grita). Y es que permitir la caída del primero significaría alentar el movimiento que busca impedir que el segundo asuma el poder pero, al mismo tiempo, éste, el michoacano, sólo podría llegar a Los Pinos si conflictos sociales como el de Oaxaca son desactivados de la manera menos cruenta posible, es decir, sacrificando al gobernador en fuga y negociando con los grupos civiles desbordados.

El grito de "¡presidente espurio!" soltado en la sesión solemne de toma de posesión de Juan Manuel Oliva como gobernador de Guanajuato demuestra que Calderón está en un camino de inhabilitación oficial hasta para ceremonias protocolarias bajo control militar y partidista. Si eso le sucede al PREP (presunto presidente) en los dominios de El Yunque (el gobernador saliente, Juan Carlos Romero Hicks, se hace llamar Agustín de Iturbide en las sesiones secretas de esa organización de ultraderecha) es de suponerse que la ruta rumbo al primero de diciembre estará marcada por protestas que, contra los cálculos alegres del kindergarten político de Calderón, no han amainado e incluso cada día se hacen más duras y resistentes. Es posible, sin embargo, que ni siquiera sean sólo esas protestas en sí las que mantienen en jaque al michoacano casado con la señora Margarita, sino la diariamente confirmada precariedad analítica, estratégica y ejecutiva de un supuesto mandatario que se mueve por la pasarela de las apariencias (lo mismo las bodas o los bautizos que las ofrendas florales o las ceremonias de corte electoral o de gobierno) con un sostenido aire furtivo, un discurso contradictorio y aguado, y una actitud corporal y anímica propia de quien va perdiendo por goleada un partido del que sólo se espera un muy distante silbatazo final. A Calderón y a su equipo Lily Ledy (muñecas y muñequitos) les falta creatividad política: asidos, cual náufragos comedores de patos en alta mar, a la presunta balsa milagrosa en forma de acta de mayoría de votos y declaración de validez electoral, creen posible llegar a tierra firme con el simple pasar del tiempo que según eso todo cura y hace olvidar.

La política de almanaque (ver pasar los días en espera de que, a pesar de todo, llegue el momento soñado, ¡oh, sí!) se enfrenta sin embargo a la política de incendio que el dinamitero saliente pretende dejar al sedicente relevo. Vicente Fox trabaja con sospechosa aplicación día tras día para construir escenarios de espanto a cuyo centro desea instalar al actor de (poco) carácter llamado Pelencha (el orden de los factores declarados por Manuel Espino no afectan el producto: chaparrito, pelón y de lentes, describió el presidente del PAN a quien entonces era candidato presidencial). El más explosivo de esos foros es evidentemente el de Oaxaca, donde el esposo de la señora Marta pretende cumplir pactos con el priísmo sosteniendo a uno de los preciosos gobernadores de este México coñaquero, al muy repudiado Ulises Ruiz. Sostener al tal Ulises sólo será posible mediante un baño de sangre en Oaxaca, pero ese escenario de diazordacismo potenciado parece ser altamente apetitoso para un presidente neroniano (Pasta de Conchos, Atenco y Ciudad Lázaro Cárdenas son algunas de las hojas que forman su corona) que sueña con ejercer maximatos (a pesar de haber sido un presidente minimalista) sobre un apocado sucesor sometido en la fotocopiadora política, a pesar de la breve talla de origen, al formato de reducción.

La suerte del empresarial Fel IP (de por sí complicada por la multiplicación de las protestas en su contra) parecería entonces sujeta al ejercicio de la fuerza pública. Frente a la astucia de sus opositores que se cuelan por doquier, no parece ser suficiente la desmedida cobertura militar que se le da en cada acto público al que asiste (no faltan especulaciones en que se habla de que los militares no están nada convencidos del uso de la fuerza para enfrentar diferencias que debieran ser resueltas mediante la política). Pero tampoco parecen encontrar esos panistas acorralados más salida para los muchos conflictos sociales provocados por el foxismo (que toca la lira frente a la Roma incendiada) más que el uso ejemplar de la fuerza pública para -ellos creen- apaciguar los ánimos sublevados y abrir camino al paso libre y vitoreado de quien entonces sería entendido como el verdadero salvador de la Patria Ordenada (a golpes) y Generosa (con los grandes empresarios), el gran Felipe de las manos impías que habría de resucitar políticamente de entre los muertos (Franco y Pinochet aplaudirían, uno desde la tumba, el otro al borde de ella, íntimamente gratificados).

Oaxaca es, pues, la clave. Represión o diálogo. Alianza escatológica con el PRI para sostener a Ulises o golpe de timón que tire al tricolor para tratar de preservar al blanquiazul. Suerte compartida del par de impugnados que hoy constituyen los puntos rojos de un mapa político y social caliente.

Y, mientras hoy son vistas y oídas en la Otratele (en la página de Internet de La Jornada) la crónica y las entrevistas con dirigentes de la marcha oaxaqueña que se dirige a la ciudad de México (realizadas por el único periodista del Distrito Federal presente en esa caminata, Juan Bautista) y, ¡por fin!, la entrevista completa con Víctor Hernández, del Sendero del Peje, más los escuálidos comentarios políticos del día hechos por este tecleador convertido en voceador nocturno, ¡hasta mañana, en esta columna que ya ve en las próximas elecciones al doctor Simi convertido en candidato independiente (la política como muy redituable negocio de varios personajes de apellido González Torres: del Niño Verde a VGT)!

Fax: 56 05 20 99 juliohdz@jornada.com.mx



Luis Linares Zapata

Lluvia de denuestos

Los motejos que le sorrajaron durante la campaña no fueron suficientes. Los temores a su imaginación y accionar obligan a un ensayo adicional para sepultarlo. A López Obrador le dijeron populista, provinciano, demagogo, autoritario, peligro para México y, trepados a un inquisitivo y penetrante diván siquiátrico a distancia, le diagnosticaron el culterano y estúpido calificativo de mesiánico. Las circunstancias actuales de plena acción protestataria han requerido algunos de nueva manufactura que lo describa: cacique, dictador, tirano, tramposo, embaucador, payaso y hasta bufón. La violencia del lenguaje no repara en medios a usar cuando de salvar privilegios se trata. O, más allá todavía cuando está en juego la conservación de un cargo público ambicionado con pasión. Entonces, cualquier indignidad disfrazada de crítica vale. Sus voraces denostadores continúan lanzándole epítetos en la medida en que avanza y se bifurcan las propuestas políticas del tabasqueño. O tal vez sea, solamente, un miedo atroz al populacho que lo respalda lo que encrespe las aguas y se enterquen en combatirlo con delirio rayano en la fobia, en enfermiza cólera.

La cristalización de sus ideas en formas y maneras precisas para conducir la energía desatada por el conflicto poselectoral se puede observar a simple vista. La primera de ellas es la convención nacional democrática. La segunda concreción apunta hacia el frente amplio democrático, semilla de un posible partido de izquierda que dé peleas electorales futuras ante la atornillada derecha panista que intenta retener la silla presidencial por lo menos, dicen sus profetas, unos 20 o 30 años más.

Pero lo preocupante para muchos observadores acuciosos y no tan vanidosos, livianos, frívolos, interesados o fundamentalistas, es la decisión de AMLO de embarcarse en un movimiento de transformación que servirá de sostén masivo a sus proyectos para depurar la política, para empujar programas de gobierno y para fortalecer sus protestas contra la enajenación de la riqueza nacional.

La movilización de la sociedad, en especial de aquellos sectores de la misma que sobreviven en apreturas sin fin, de los que amamantan agravios continuos, los que atisban -con rabia- el achique continuado y feroz de sus oportunidades, además de ser un fenómeno desconocido en el país, se le mira con recelo, con ira, con pavor envuelto en desprecio. Buscar, en compañía de los de abajo, los desamparados, de los grupos ya organizados para su autodefensa, de los que han llegado a la conciencia y el deber de impulsar un cambio de cosas es, para muchos observadores exquisitos, o para esos infantes terribles de la verdad académica, una utopía digna de un salón de fiestas infantiles.

La decisión de AMLO de recorrer este México de las desigualdades se presenta, ante la comunidad de los que se han catalogado a sí mismos como pacíficos, una aventura sin sentido. Afirman, con el desparpajo de la cómoda distancia del cubículo, que AMLO y los que le siguen el cuento, han caído en la rueca sinfín de una república entre comillas, es decir, inexistente, fantasmagórica, poblada de fantasías, concupiscencias y delitos. Un territorio en el que no cabe la realidad, apenas el sueño que se inventa una mente calenturienta para disfrazar sus incapacidades, para dar rienda suelta a su megalomanía.

Así de sencillo y colorido es el exorcismo que se practica por estos días en los medios de comunicación, en los salones distinguidos, en los foros internacionales donde figurones de la literatura ponderan sin recato, con exabruptos y mínima sensibilidad. Ahí es donde exhortan a López Obrador, y compañeros de aventura, a que dejen las payasadas, eviten causar pena ajena, se distancien del ridículo. Eso de autonombrarse presidente itinerante en pos de organizar (lo que algunos llaman) el descontento que bulle por doquier, es un simple antídoto de la derrota sufrida en las urnas. Tratar de dar voz a quien se le acerca sólo para engatusarlos con sus problemas irresolubles es una comedia que a nada conducirá, concluyen satisfechos de su hallazgo verbal. Como si tal conjuro los pusiera a salvo de cualquier consecuencia indeseada. Como si, una vez dichas, las palabras encajadas en el ya muy macerado cuerpo de AMLO pudieran salvaguardar los intereses que defienden y que ven en entredicho si las masas, efectivamente, responden al llamado del predicador pueblerino y su movimiento transformador.

Mientras esto sucede, el oficialismo se lanza sin tapujos a sus propias urgencias: las famosas reformas estructurales. Reformas retenidas, saboteadas por los necios e irredentos opositores a todo. Las mismas que entrevió Salinas, pero que no pudo formular, quizá por simple incapacidad o falta de tiempo. Las que le impusieron a un Zedillo (por lo demás ya bien convencido de ellas) desde el Washington de William Clinton cuando le aflojó aquellos 30 mil millones de dólares que salvaron al régimen de la catástrofe. Las meras reformas estructurales que Fox persiguió en sus prozaicos sueños de vendedor estrellan en el universo cocacolero de donde no debió de haber salido, y que no las pudo ni presentar en forma debida ante el Congreso.

Esas mismas reformas, embalajes de los más descarnados intereses trasnacionalizados, las de las aspiraciones eficientistas de los tecnócratas del priísmo cómplice, ya desplazados, pero con arrestos por volver, como Macarthurs de bolsillo, a difundir su chato evangelio entreguista. A esas reformas han dedicado sus primeros pasos, nacionales e internacionales los que se afanan en formar parte del nuevo gobierno. Lo nuevo, lo distinto de antes, es el grado de tolerancia límite al que buena parte de la sociedad mexicana ha llegado respecto a las injusticias, a las desigualdades, a la aplicación desviada del derecho y el cómplice desuso de las instituciones.




Carlos Martínez García

El cardenal en su laberinto

Cuando ya pasaron los días de calores el cardenal Norberto Rivera comenzó a sudar copiosamente. Así lo muestran las fotografías de su conferencia de prensa, en la cual aseguró que nada tiene que ver con el sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, acusado de pederastia ante cortes estadunidenses. Como es la costumbre del clérigo, en su encuentro con los medios no dio explicaciones, sino que se puso a pontificar.

Mucho más que pontificaciones necesitará Rivera Carrera para convencer a su acusador, Joaquín Aguilar, de que es totalmente ajeno a las redes encubridoras que hasta ahora han logrado que el cura abusador sea llevado ante las autoridades judiciales. Porque en este asunto existen claras evidencias de que el sacerdote Aguilar Rivera sí abusó sexualmente de varios menores y adolescentes. La nota de Alma Muñoz sintetiza las depredadoras andanzas del cura (La Jornada, 25/8/06). Lo hizo en localidades poblanas (cercanas a Tehuacán, donde Norberto Rivera encabezaba la diócesis), y los casos fueron conocidos, pero la tibieza de las autoridades eclesiásticas y civiles se confabuló para permitir que el ofensor gozara de libertad. Lo mismo perpetró sus ataques en California, donde los padres de 26 menores lo acusaron formalmente. Cuando comprobó que allá las acciones de la justicia iban en serió contra él, Nicolás Aguilar Rivera regresó a México y en 1990 y 1994 fue acusado de incurrir en su ya antes evidenciado gusto sexual por los infantes. Reapareció en Tehuacán, Puebla, y a finales de 1997 "cuatro menores, junto con sus padres y familiares, acudieron a la agencia del Ministerio Público de esa ciudad para denunciar al religioso como presunto responsable de abusos sexuales en su contra, como parte de un grupo de 60 menores de entre 11 y 13 años de edad". Aquí y allá suman casi 100 denuncias, y los jerarcas católicos nos quieren hacer creer que desconocían los ataques del sacerdote Aguilar Rivera.

Habilidoso como es, el cardenal Rivera asegura que los abusos cometidos por el cura itinerante, en particular los que tuvieron lugar en la jurisdicción de la diócesis de México (el caso del denunciante Joaquín Aguilar, entre ellos), sucedieron cuando él no era la cabeza diocesana, y que por lo tanto no entiende por qué es señalado de encubridor. Para la respuesta es necesario ir hacia atrás. Resulta que para ser recibido en la diócesis de Los Angeles, Nicolás Aguilar Rivera contó con las recomendaciones de Norberto Rivera Carrera. Cuando allá el sacerdote abusador reincidió en sus gustos y se levantaron las denuncias de los afectados, la máxima autoridad diocesana angelina, el cardenal Roger Mahony, reclamó a Norberto Rivera el hecho de que no le hubiera advertido de la debilidad del cura mexicano por los menores de edad. Y es aquí donde está el punto de la actual acusación que hizo Joaquín Aguilar en un juzgado de Los Angeles. Al no advertir el cardenal Rivera, a su similar estadunidense Roger Mahony, del problema del párroco para quien se solicitó lugar en la diócesis de la importante ciudad californiana, entonces se expuso a los feligreses infantes bajo su responsabilidad a peligros de abusos sexuales, los cuales en varios casos sí se perpetraron.

La falta de advertencia de Carrera Rivera a Mahony permitió al pederasta no solamente continuar con sus delitos allá, sino que contribuyó para que al regresar a México Nicolás Aguilar pudiera incorporarse sin problemas para ejercer el sacerdocio en la ciudad de México. Es decir, según el razonamiento de quien hoy señala al cardenal Norberto Rivera de "conspiración a la pederastia" (según la terminología jurídica usada en California) por hechos sucedidos en 1994 (el abuso sexual por parte del clérigo Aguilar Rivera en contra de Joaquín Aguilar, entonces de 13 años), el delito se cometió porque teniendo el poder para evitar que el abusador siguiera en el sacerdocio, y conociendo información sobre el historial del sacerdote en cuestión, simplemente el cardenal Norberto Rivera hizo caso omiso y hasta buscó acomodo para el sacerdote problemático. Esto es lo que tendrá que aclarar el conspicuo integrante del clero mexicano, cuánto sabía y por qué actuó como lo hizo. Su acusador dice que sabía mucho y argumenta tener las pruebas de ello.

La sudoración cardenalicia, más que evidente en los pocos minutos durante los cuales leyó su comunicado ante los reporteros, tal vez se deba a que la acusación legal tiene lugar en una corte de Los Angeles y no en instancias más a modo para el alto funcionario clerical. Para infortunio de Norberto Rivera asuntos parecidos al suyo ya han sido decididos a favor de las víctimas en diversos lugares de Estados Unidos. Aquí el cardenal solamente recibe caravanas y deferencias de autoridades gubernamentales, por ejemplo del secretario de Gobernación y de otros funcionarios dependientes de esa oficina.

El cardenal Rivera Carrera tiene los mismos derechos que otras personas: es inocente mientras quien lo acusa no demuestre fehacientemente su culpabilidad. Pero también tiene las mismas responsabilidades y obligaciones que los demás, por lo cual tiene que responder a su acusador con argumentos y no con descalificaciones ni con amenazas veladas, amparado en un fuero clerical que no puede tener cabida en el México de nuestros días.

miércoles, septiembre 27, 2006

Por si quedaba alguna duda sobre la "utilidad" del futbol

REFORMA.

Miguel Ángel Granados Chapa.

Los negocios del futbol.

Las seis hectáreas (60 mil metros cuadrados) que han sido hasta ahora asiento del club deportivo Guadalajara, han sido vendidas a una empresa inmobiliaria (que pudiera ser Kilate, de los Bribiesca Sahagún) por una cifra no revelada, quizá mayor que 30 millones de dólares.

Los negocios laterales al muy jugoso del futbol, donde se venden y compran seres humanos en millones de euros o dólares, son infinitos. Jorge Vergara, el dueño del Guadalajara, acaba de practicar uno más, cuya cuantía puede parecer ínfima (pues sólo importa de 30 a 35 millones de dólares), pero revela las posibilidades de multiplicar dinero fuera de las canchas.

El viernes 22 se anunció la venta de las instalaciones de ese club, el de las Chivas rayadas. Situado el predio de seis hectáreas en una zona densamente poblada, donde la colonia Providencia tiene ya severas dificultades de tránsito y de contaminación, fue adquirido por una empresa inmobiliaria a la que no se identificó.

Surgieron, sin embargo, especulaciones sobre dos posibles compradores: el grupo Kilate, al que están asociados los hijos de Marta Sahagún, o una empresa perteneciente al grupo Pegaso, de Alejandro Burillo Azcárraga.La primera conjetura deriva del estrecho nexo que Vergara, el polémico propietario del Guadalajara, ha establecido con la pareja presidencial. Hace no mucho que Juan Pablo Fox Quesada, hermano del todavía presidente de la República es director general de Vegetlán, dedicada a procesar lechugas, que forma parte del Grupo Omnilife, encabezado por Vergara en su meteórica carrera empresarial, iniciada apenas en 1991.

El 5 de febrero de 2004, cuando se afanaba sin freno por construir su candidatura propia, Marta Sahagún de Fox fue madrina en la ceremonia en que se colocó la primera piedra del magno centro cultural y de espectáculos, que lleva por nombre JVC, iniciales del padre de Vergara. Esa celebración fue entonces parte de una de las fastuosas convenciones de Omnilife, convenientemente llamadas Stravaganza.

Siempre exageradas, en aquella ocasión la reunión costó alrededor de 2 millones de dólares. Uno de ellos se destinó a pagar al elenco artístico contratado, en que sobresalió Mariah Carey, que llegó y salió de Guadalajara en uno de los aviones privados de Vergara, y cobró más de medio millón de dólares. El otro millón se empleó para pagar el traslado a México de los distribuidores de Omnilife, dispersos en 14 países, que venden mil millones de dólares al año.

Fundado hace un siglo, el club Guadalajara adquirió hace 40 años el extenso predio en lo que hoy es la confluencia de Colomos y López Mateos. Además del valor sentimental que tiene para miles de aficionados y miembros del club (del que son sólo clientes, desde que Vergara adquirió la propiedad de la institución), con la venta del terreno puede perderse un valioso conjunto de instalaciones deportivas, entre ellas una alberca olímpica así como canchas y pistas para la práctica de otros deportes y no sólo futbol. En su lugar serán erigidos un centro comercial y torres de departamentos.

Antes de vender, Vergara tramitó la autorización correspondiente, aprovechando contradicciones entre el Plan parcial de desarrollo urbano de la zona (distrito dos Minerva número 6 Providencia norte) que obliga al uso de suelo para espacios verdes, y el Programa de centro de población donde el predio ha sido clasificado para uso mixto central, lo que permite dedicarlo al comercio y a la construcción de viviendas.Francisco Cárdenas Moreno ha advertido a los compradores de la extensa propiedad que podrían tener problemas legales. Él encabeza al breve grupo de 25 antiguos miembros de la asociación civil que se opusieron a la venta del club a Vergara.

Como lo recuerdan bien los aficionados al balompié, y en particular las legiones de seguidores de las Chivas, en octubre de 2002 Vergara hizo a los casi dos centenares de socios del Guadalajara una oferta muy difícil de resistir. Ofreció a cada uno comprar su participación en 6 millones de pesos, pagaderos a plazos. Deportiva y financieramente el club pasaba por una crisis y la mayor parte de los requeridos cedieron a la tentación.

Vergara recibió el beneplácito de 172 miembros de la asociación civil que aceptaron transformar esa organización en una sociedad anónima, de que recibieron acciones que a su vez endosaron al adquiriente. Cárdenas Moreno, que entonces presidía la asociación, encabezó a los renuentes, que han sostenido durante casi cuatro años diversos procesos para que las operaciones legales se declaren nulas. En realidad, los socios estaban imposibilitados para convertirse en accionistas. Hubieran tenido que disolver la asociación civil, lo que evitaron para que sus bienes no fueran a dar a la beneficencia pública.

Vergara se encuentra fuera de México, en unas largas vacaciones de dos meses, que ha pasado en la India. Aunque su arrogancia lo conduce a encarar situaciones que generan daño a otros, parece que esta vez prefirió hacer mutis y no enfrentarse a la nostalgia de quienes verán a principios del año próximo arrasar las canchas y derruir los edificios del club, entre los que destaca el salón de trofeos. Pero como la añoranza no tiene valor de mercado la operación irá adelante para redondear el magnífico negocio realizado por el dueño de Omnilife cuando entró al futbol. Aunque el monto de la venta que lo puso al frente del Guadalajara importó unos 100 millones de dólares, el nuevo dueño recibiría, según contratos ya celebrados, más de dos tercios de esa suma en los siguientes cinco años. Entre 2003 y 2008 Televisa y Sky pagan al Guadalajara 65 millones de dólares por cesión de derechos de transmisión de sus partidos y por la publicidad fija en el estadio.

Cajón de Sastre.
A propósito de Juan Pablo Fox: Acuso recibo del libro En el nombre de mi hijo, publicado por Grijalbo, donde se narra una terrible historia de despojo y violencia en que el protagonista es el hermano menor del presidente de la República. La escribe el doctor Edgar Arroyo, ingeniero egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, con posgrados en Europa y Estados Unidos. Fundador y presidente del Grupo industrial Aguascalientes y del Instituto Protengía, dedicados al desarrollo e investigación de productos no transgénicos para la atención de enfermedades crónico-degenerativas. Sin necesitar de su apoyo, cedió ante el interés de Juan Pablo Fox por participar en uno de sus proyectos, llamado Andy como un hijo del doctor Arroyo afectado por una de esas enfermedades. El subtítulo de la obra: "Para él significa su libertad, para el clan Fox un negocio millonario", revela la hondura de la tragedia que lo llevó del éxito profesional a un proceso penal amañado tras una detención ilegal y violenta.

Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com

Sobre el Ingeniero Cárdenas

Hace algunos días salieron unos comentarios de un lector que firma como "perrediano", que me parecieron interesantes y ahora los comparto con todo el lectorado de este espacio einvito cordialmente a "perrediano" que si quiere ser parte de este espacio y hacer publicaciones, nos lo haga saber via correo electronico.


¿QUIEN ES REALMENTE CUAUHTÉMOC CÁRDENAS SOLORZANO?

El Cuauhtémoc del Mañana

El Cuauhtémoc del mañana no puede ser sino el Cuauhtémoc de ayer. En eso por lo menos parece ser congruente y será, desde luego, absolutamente congruente y será candi­dato del PRD a ocupar nada menos que la presidencia de México, “El Cuauhtémoc de ayer” es el represen­tante del nepotismo que practicó en cuanto puesto público llegó a través de elección po­pular o sin ella.

“EL Cuauhtémoc de ayer” no tuvo empacho en ocupar simultáneamente dos puestos públicos, dos nombramientos incompatibles entre sí “El Cuauhtémoc de ayer” incurrió en graves deficiencias administrativas y contables durante sus diferentes cargos oficiales. “El Cuauhtémoc de ayer” abandona en La Insolvencia a varias dependencias que le había sido encomendadas. “El Cuauhtémoc de ayer” otorgó canonjías a parientes, tíos, primos y amigos como sí el patrimonio del Estado fuera de su propiedad. “El Cuauhtémoc de ayer” atrasó marcadamente el desarrollo educativo de Michoacán cuando prohibió la Instalación de unidades profesionales de la Universidad La Salle y el Instituto Tecnológico I de Monterrey. “El Cuauhtémoc de ayer” emitió decretos de congelación de rentas que se tradujeron en una elevación sustancial de los precios de arrendamiento de vivienda, frenó la construcción de casas habitación y estimuló la aparición de invasiones y asentamientos humanos irregulares en los principales centros urbanos de Michoacán. “El Cuauhtémoc de ayer” decretó una ley que desapareció el Consejo Universitario, provocó una prolongada huelga estudiantil y laboral, así como la designación de rectores paralelos, es decir, le dio cabida indiscutiblemente al caos académico al final de su mandato “El Cuauhtémoc de ayer” congeló las tarifas de transporte urbano de pasajeros que, al privar debido mantenimiento a los autobuses en razón de la descapitalización natural, hizo de la ciudad de Morelia una urbe con las mismas dificultades de transportación que una del África septentrional. “El Cuauhtémoc de ayer” dio de baja a catorce de dieciséis magistrados designando a los nuevos funcionarios Judiciales con arreglo al nepotismo y a la cercanía política. “El Cuauhtémoc de ayer” aumentó sustancialmente el gasto corriente mediante la expansión del aparato burocrático, I la creación de un mayor numero de puestos de nivel superior y el incremento del sueldo y prestaciones de los funcionarios. “El Cuauhtémoc de ayer” recaudo Todo fondos para adquirir instalaciones de la petroquímica secundaria depositando los recursos aportados de buena fe por el público en cuentas partícula rea, cuyo destino se desconoce. ¿Qué tal “El Cuauhtémoc de ayer“? ¿Por qué ha de ser distinto del de mañana? Si “El Cuauhtémoc de ayer” disfrutó practicó el nepotismo, no tuvo empacho en ocupar dos puestos públicos incompatibles simultáneamente incurrió en malos manejos administrativos y contables, abandonó quebrados organismos paraestatales, atraso educativamente a Michoacán desquicio la estructura de precios de arrendamiento de vivienda, provoco invasiones y asentamientos humanos Irregulares, ocasiono huelgas estudiantiles y caos académico. Inutilizo el sistema de transportas de Morelia, designo arbitrariamente funcionarios

Judiciales para asegurar su incondicionalidad desequilibro las finanzas publicas del estado al expandir el aparato burocrático incrementando desproporcionada mente los sueldos y recaudo fondos de particulares, cuyo destino bien valdría la pena conocer, no es difícil en este caso suponer cuál será la suerte de la ciudad

De México si un candidato con semejantes debilidades morales, administrativas e incapacidad política. Llega a ser nada Menos que Jefe del Departamento del Distrito Federal nadie que vaya a emitir su voto a favor de Cuauhtémoc Cárdenas puede ni debe ignorar sus antecedentes públicos para estar en condiciones de elegir responsable a la persona que habrá de conducir el destino de esta gran urbe, la cabeza del país, que de venirse abajo por Incapacidad, ausencia de previsión, intolerancia, apatía, negligencia o terquedad o todos sus elementos juntos? Podría ocasionar un severo daño al resto de la nación que contempla atónica la suene política dé la capital de la República.

EL CUAUHTEMOC MAYOR DE EDAD

La biografía política de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano tiene tres etapas claramente definidas a partir de su mayoría de edad. En la primera etapa de 1959 a 1969, ocupó cargos públicos en organismos federales. En la segunda a solicitud de su mama fue favorecido por el presidente López Portillo quien en un lapso de menos de tres años lo propuso como candidato a senador lo nombró subsecretario Fores­tal y de la Fauna e Inclinó el fiel de la ba­lanza a su favor para que fuera gobernador de Michoacán. La tercera etapa de 1987 a 1997 es la lucha desesperada y vió­lenla para que se le sean reconocidos sus derechos de heredero de la Presidencia de México. Como detalles personales de su personalidad valdría la pena no perder de vista que el Cuauhtémoc de hoy se hizo re­tratar con Marcos en la selva chiapaneca. Más aún. Durante la visita del Papa Juan Pablo II a México. Cárdenas pidió que aquél fuera expulsado del territorio nacio­nal por considerarlo un extranjero inde­seable. ¿Qué tal? ¿Ya se le olvidó lo ante­rior a este hermoso pueblo sin memoria?.

CUAUHTEMOC Y EL NEPOTISMO

Cuauhtémoc, como beneficiario directo del nepotismo, fue secretario del Comité Técnico del Rió Balsas de 1959 al 62. Más tarde, fue director de Estudios de la mis­ma comisión. Simultáneamente fue nom­brado en 1964 residente de la construcción de la presa “La Villita”. Obra que fuera a cargo de la CFE. Este doble nombramiento de director y residente, es decir, el ejer­cicio de dos empleos al mismo tiempo le reportaron evidentes ventajas lucrativas al joven Cárdenas. También se desempeño como subdirector de la Siderurgica Las Truchas,

CUAUHTEMOC ADMINISTRADOR

Cuando Cuauhtémoc Cárdenas fue director del Fideicomiso Lázaro Cárdenas se registraron graves deficiencias administrativas y contables, al extremo de que no fue posible conocer el monto y distribución de las inversiones que se realizaron, en virtud de no existir la do­cumentación suficiente para apoyar las operaciones realizadas, según consta en diversas auditorias practicadas por di­versos despachos de profesionales. El in­geniero Cárdenas debería explicar ante la opinión pública si es que es cierto que se cobraron obras de almacenamiento de agua sin haberse éstas aparentemen­te ejecutadas. El fideicomiso quedó insta­lado en el caos a su salida ya que tam­poco se ha podido precisar el número, tipo y localización de las obras, pues los contratos no establecen lugar donde se efectuarían ni se proporcionó informa­ción sobre la terminación de las mismas. ¿Qué pasó con el dinero y las obras? El electorado se merece una explicación.

Como un detalle adicional de su ges­tión como administrador, el fideicomiso a su cargo no pudo cumplir sus adeudos ni con Nafinsa ni con Banobras. El es­tado de insolvencia fue total. ¿Qué tal su papel como administrador?

CUAUHTEMOC Y EL NEPOTISMO

Siendo director del fideicomiso antes citado otorgó un contrato de maquila al señor Francisco Batel, suegro de Cuauhtémoc Cárdenas, por un total de casi dos millones ochocientos mil pesos, de los cuales el propio señor Batel presentó recibos sin requisitos fiscales, es decir, documentación hecha sobre la rodilla, inútil para efectos tributarios y particularmente útil para efectos defraúdantes. Además de lo anterior renovó una concesión a su abuela Albertina Bravo viuda de Solórzano para disfrutar 6,000 metros cúbicos de madera de oyamel. Extendió permisos de aprovechamiento forestal a tíos y primos como el caso de la com­pañía maderera La Guadiana por un pla­zo de 20 años cuando la ley solamente autorizaba diez… Otorgó facilidades ad­ministrativas a Clotilde Solórzano Bravo, a Lázaro y Cuauhtémoc Cárdenas Bravo y a Virginia, Victoria y Susana Solórzano Bravo para explotar los predios “El Ci­prés” y “Huirimangatío”, así como be­neficio a su propia madre y a Alejandro Solórzano mediante la entrega del predio Los Ajolotes en el Municipio de Hidalgo. ¿Cómo olvidar además la venta de dos hectáreas de terreno en el lugar denominado playa Eréndira, en el Municipio de Lázaro Cárdenas, Michoacán, nada menos que a su mamá doña Amalia Solórzano viuda de Cárdenas? ¿Más? ¿Toda vía más? Cárdenas no sólo vendió a su mamá importantes cantidades de terreno a través de maniobras poco claras sino también a su suegro el señor Fran­cisco Martins Batel, quien es poseedor de casi siete mil metros en la misma playa, al igual que Celeste Batel de Cárde­nas, su esposa, posee un predio de doce hectáreas denominado Las Lagunas en el municipio de Lázaro Cárdenas. Por si fuera poco lo anterior cuando Cárdenas fue gobernador nombró a Jor­ge Solórzano, su primo, como director de la Casa de la Artesanías; a Sergio Bátiz Solórzano, también su primo, como se­cretario de Programación y Presupuesto de la entidad y amigos incondicionales como Jesús Oregel, como jefe de com­pras del Gobierno del Estado.

CUAUHTEMOC GOBERNADOR

Promulgó una ley estatal de educación para frenar el crecimiento de plante­les escolares propiedad de particulares vinculados a la Iglesia católica, como si hubiera una sobreoferta de aulas y pupi­tres en Michoacán y en el resto del país. ¿Qué tal cuando prohibió que la Univer­sidad La Salle y el Tec de Monterrey se asentaran en Michoacán como si no se supiera que donde hay universidades y tecnológicos de esa naturaleza se dan abiertamente las posibilidades de desa­rrollo económico. ¿Respuesta? Se opuso a La Salle y al Tec. La ley inquilinaria provocó invasiones y asentamientos humanos en los principales centros urbanos del estado. El Cuauhtémoc gobernador desquició a la universi­dad, a los transportes, a la administración de justicia y a las finanzas públicas, ade­más de patrocinar grupos de choque que produjeron un imponente malestar.

CUAUHTEMOC MECENAS

Valdría la pena preguntarle a nuestro famoso poeta Hornero Aridjis cuál es su opinión después de que fue cesado violen­tamente por el gobernador Cárdenas después de que éste se negó a realizar el festi­val internacional de la poesía en Morelia y le pidió a Aridjis que, a pesar de que los colegas de este último ya estaban en Mé­xico, volvieran sin más a sus países de ori­gen. Aridjis cesado, pudo, sin embargo, salvar el prestigio nacional de México apoyado por poetas mexicanos e instituciones que coadyuvaron a la realización del evento. El arte y la cultura del Distrito Federal en manos de Cuauhtémoc Cárde­nas no sería por lo visto muy aconsejable o mejor dicho, nada aconsejable o totalmente desaconsejable.

CUAUHTEMOC INCENDIARIO

Los asentamientos irregulares que aparecieron en las ciudades michoacanas de Morelia, Uruapan, Zamora y Lázaro Cárdenas como consecuencia de la ley inquilinaria hizo que surgieran organizaciones radicales como “Tierra y Libertad” o la “Unión Popular Solidaria” que acabaron por desquiciar las finanzas municipales. Como si no fuera suficiente lo anterior proliferaron las casas del estudiante originadas por la invasión de inmuebles de particulares tanto en Morelia como en Uruapan, invasiones que fueron promovidas por la administración cardenista que impulsó a organizaciones estudiantiles como la Federación Nacional, de Organizaciones Bolcheviques a reivindicar a los estudiantes universitarios rechazados. ¿Ya no es incendiario? ¿Y Marcos?

CUAUHTEMOC CONTRATISTA

  • Como fundador y director de la empresa INDE, S.A. y Constructora INDE


  • Conductores, Cuauhtémoc Cárdenas fue contratista de PEMEX en aproximadamente quince importantes contratos en los que destacan la construcción de un gasoducto entre Tabasco y Veracruz; la construcción de una planta de amoniaco en Salamanca, Guanajuato; la instalación de un poliducto de doscientos sesenta y nueve kilómetros entre Zacatecas y Coahuila, otro de trescientos cuarenta kilómetros entre Monterrey y Durango, entre otras plantas hidrodesulfaradoras de diesil y turbosina en Salamanca y Minatitlan, respectivamente. Lo anterior viene al caso porque su padre el general Cárdenas afirmó el 29 de enero de 1967 que “el tiempo aclarará que Cuauhtémoc no es contratista. Ni él ni yo vamos a manchar la ejecutoria de 1934-1940″. Todo permite suponer que don Lázaro desconocía las evidencias documentales que acreditan a Cuauhtémoc como contratista. ¿Qué hubiera dicho de él?

    DESTRUCCION DE LAS MINAS DE INGUARAN

    La demolición de las minas de Inguarán municipio de la Huacana donde laboraban más de mil trabajadores, siendo Cuauhtémoc Gobernador de Michoacán les negó per­misos para continuar trabajando porque eran extranjeros dio manos librea a los obreros quienes se quedaron sin trabajo, dedicándo­se a destruir toda la unidad habitacional para extraer la varilla y venderla lo mismo hicieron con basculas, albercas y tuberías subterráneas de una a diez pulgadas de diá­metro emporio de trabajo lo convirtió Cuauhtémoc en ruinas como a la fecha se puede apreciar. Consideran que se requieren alre­dedor de Mil Millones de pesos actuales pa­ra volver a recuperar esa empresa.

    Si Cuauhtémoc es amante del nepotismo, ocupó simultáneamente dos puestos, incurrió en malos manejos administrativos, quebró organismos paraestatales, y atrasó procesos educativos, desquició el arrendamiento de viviendas, provocó invasiones y asentamientos irregulares, ocasionó huelgas estudiantiles y caos académico, inutilizó el sistema de trans­portes de su estado, patrocinó grupos in­cendiarios, pasó por encima del poder judicial, desequilibró las finanzas públicas, y mostró hasta la saciedad su incapacidad, su falta de habilidad como gobernante de Michoacán, ¿qué esperan del Cuauhtémoc del mañana quienes piensan votar por él a pesar de sus antecedentes demostrables como funcionario Público?

    Quien vote por Cuauhtémoc Cárdenas no debe sorprenderse ni por el nepotismo, ni por los malos manejos, ni por la influencia de su madre en los asuntos públicos, ni por la quiebra de paraestatales propiedad del Departamento del Distrito Federal, ni que la ciudad de México se vaya otros cuarenta años para atrás si se vuelve a legislar en materia de rentas congeladas, ni del caos urbano por una parálisis del sistema de transportes de la capital de la República, ni del desequili­brio de las finanzas públicas del Depar­tamento, ni de la demagogia ni de la des­trucción cultural de nuestra ciudad.

    Todos tenemos datos para comprobar la gestión de Cárdenas. Todos pueden comprobar sus antecedentes y si a pesar de eso lo favorecen con su voto nadie po­drá tener derecho a reclamar nada, ab­solutamente nada. Lo que nos espera es claro y transparente. Sólo esperaremos que la residencia oficial de Los Pinos no aparezca un día heredada a un Cárdenas ya que Cuauhtémoc siempre alegó que por el hecho de haber nacido en ese lu­gar, por derecho natural y político le co­rresponde volver por gravedad a dicha residencia.

    ¿Quién cree a los Cárdenas? ¿Necesi­taremos más pruebas para saber quién son los Cárdenas del mañana?

    Un escenario posible...

    Este relato o cuento como lo quieran llamar, es muy bueno, me lo traje del sendero del peje:

    El tercer piso

    Fecal miraba a travéz de la ventana del tercer piso de ese hotel. La cortina ocultaba su mirada escurridiza que buscaba algo en esa calle empedrada. Ese parecía ser un buen día. ¿Cómo llegó a ponerse tan mal?.

    La gente del pasillo iba y venía, unos cargaban con maletas y papeles y otros cargaban sólo consigo mismos pero todos tenían el mismo propósito: salir de ahi, alejarse de él lo antes y más lejos posible. Algunos lanzaban miradas furtivas a ese pequeño hombre que no separaba su mirada de la calle, se preguntaban que es lo que hacía ahi perdiendo el tiempo en vez de salir como todos los demás. "Es inútil" pensó, él estaba bien informado y sabía que escapar de ese lugar sería peor.

    De pronto alguien grito "¡Ahí vienen!".

    Fecal sintió como sus piernas se reblandecían, su corazón dió un fuerte impulso como queriendo escapar como los demás a la vez que sus ojos regresaban a la calle empedrada frente a la ventana del tercer piso de ese hotel.
    Cómo deseaba un buen trago de ese coñac que presumia su largo cuello y cuerpo abultado, si no fuera por esa úlcera que el estress le causo en ese corto tiempo bien podría haberse embrutecido y dejar de sentir.

    Regreso sus miraba a la calle en espera de las promesas de su estado mayor. Le dijeron que ante una situación de emergencia nunca perdiera el control de sus emociones, que no cayera en la desesperación, él tendría todos los recursos materiales y humanos disponibles, le dijeron, así cómo que debiera evitar comer alimentos pues de esta forma aletargaría su organismo y le impidiría reaccionar más rápido. Este último consejo le pareció más una receta de rendición, además ¿quien desearía comer en tal situación? ¿Cómo fue que cayó ahí?.

    Cuatro eran los elementos de su estado mayor que continuaban protegiéndolo, los demás, nadie sabía, quizás se fueron con los demás y los que se quedarón no fue por un noble cumplimiento del deber sino por que sabían, también, que era inútil salir de ahi.
    Ya el pasillo estaba abandonado. Sólo los cañones de los subfusiles de los cuatro soldados impecablemente vestidos asomaban a ese pasillo. ¿Cerrar la puerta? ¿para qué?, esa puerta era un insulto, no resistiría siquiera el embate de un niño berrinchudo. ¿Para que cerrarla?.

    Un ruido creciente comenzó a inundar la calle que Fecal tanto miraba. Un rugido que simbro las ventanas y llego a mover el piso que parecía deshacerse bajo sus pies.
    No eran blindados los que llegaban, no era un tropa organizada, no era una división de paracaidistas. Era solamente el pueblo a cobrar una cuenta muy añeja.

    "¡A las escaleras!" gritó un elemento del estado mayor. Su grito parecía más una súplica que una orden. Los otros tres hombres le siguieron mientras Fecal ahogó una petición que les ordenara quedarse.
    El rugido ahora se escuchaba dentro de ese hotel. Inundaba todo y consumía todo.

    Instantes después, sonoros disparos se escucharon. Secos truenos de pólvora se levantaban por encima de los gritos de aquellos que invadían el hotel. Eran los del estado mayor quienes trataban de mantener a raya a quienes también les disparaban. Eran cientos de ellos y la defensa era el último acto de honor de esos soldados que eran víctimas de esa circunstancia.

    Pronto la defensa fue silenciada por las balas del pueblo. Cientos y cientos de personas trataban de subir al tercer piso de ese hotel, se apretujaban unos a otros tratando de llegar primero que nadie, capturar ese deseable botín antes que nadie. Destrozarlo antes que nadie.

    Al llegar a la ventana del tercer piso de ese hotel decenas de personas vieron que esta se encontraba abierta. Las cortinas se levantaba a causa de ese viento tan fresco de la mañana. La luz penetraba en la habitación alejando la penumbra en la que se encontraba momentos antes.
    La calle empedrada estaba ahora adornada por sangre de aquel que prefirió lanzarse al vació acompañado de una botella de coñac que sobrevivió a la caida pero no a la completa ingesta por parte de su suicida consumidor.
    Fin.

    Morfo Fuera
    Sufragio efectivo no imposición.
    Publicado en retroceso democrático

    Más sobre el Ingeniero

    Víctor M. Toledo

    Slim, el kafkiano

    Me dirijo a la boca del Metro, y antes de entrar leo la noticia del día: "Carlos Slim critica la radicalización de la izquierda en México". La frase, puesta a ocho columnas, se remata con otra: el bloqueo de Paseo de la Reforma fue una "locura mexicana, kafkiana". Las palabras sigilosas me siguen, me alcanzan y continúan reverberándome aún en el vagón del Metro, mientras mis ojos registran al pordiosero, al contrahecho, a la india que extiende un papel comunicando su miseria, al rostro fatigado del obrero, a los cuerpos quebrados de los de la otr(a)edad.

    Las frases danzan desafiantes mientras reconozco las ropas raídas del joven cholo, el huarache gastado, la cabellera encanecida prematuramente, la mirada taciturna de la señorita enamorada y, por supuesto, las letanías de los vendedores de dulces, casetes, lapiceros, ungüentos para el dolor, pasquines, paquetes baratos de cosméticos, lentes corrientes contra el sol, que aparecen, estación tras estación, como actores de una obra que parece eterna. ¿Se habrá subido alguna vez al Metro el señor de las declaraciones? ¿Será sensible a esta otra forma de locura? ¿Desde cuál óptica habrá invocado a Kafka? ¿Comprenderá la palabra pobreza utilizada con asepsia estadística para significar a las dos terceras partes de los mexicanos?

    El supremo magnate, el mercader por excelencia ha hablado, y de inmediato todos los reflectores, los micrófonos y las cámaras se han inclinado para escucharle. ¿Podría algún otro mexicano ser oído, leído, consultado con atención parecida? ¿Habría forma de que cualquiera de nuestros conciudadanos pudiera dirigirse a la nación para comunicar su realidad kafkiana? ¿Cómo decirle al oído que quizás se ha equivocado, que sus palabras analizadas a la luz de lo real son jeroglíficos sin ningún sentido? ¿Quién puede explicarle que un lisiado moral no tiene ya derecho al habla?

    Entonces brotan las estadísticas, nefastas como toda verdad: mientras que uno solo de los 100 millones de mexicanos gana 17 millones de dólares diarios, otros 85 millones viven (es decir, sobreviven) con 5 mil 400 pesos al mes. Usted escoja: ¿Kafka, Ionesco o Harold Pinter?

    Cuando el tercer hombre más rico del planeta se despierta, cierran los ojos millones de otros más que no se atreven a mirar, que prefieren ser indignos, cobardes o mezquinos antes que cuestionar este orden absurdo. Los más aceptan este estado demencial de las cosas, pero otros dejan sus muletas y aprenden a caminar. La verdad revelada hace caer instituciones, mitos, efigies, costumbres, añejos supuestos, conformismos, miedos. La "revolución de las conciencias" hace su entrada, levanta puños, y construye efímeros plantones en el centro de la ciudad, para enfrentar la ignominia de la plutocracia, con los más notables de los empresarios incluidos, que violando todo precepto democrático han hecho nombrar a un presidente espurio.

    Recuerdo entonces las palabras del emperador de las telefonías y las encuentro diminutas, ineficaces y estériles frente al vendaval que se avecina, en este mundo donde la concentración del poder económico ha rebasado toda previsión histórica. La ignominiosa inequidad social y las titánicas agresiones a la naturaleza con las que se han festejado las burbujeantes orgías del capital están llegando a sus límites. No sólo los ciudadanos de todos los rincones del planeta están adquiriendo conciencia, también Gaia, la madre tierra, como ha documentado el científico inglés J. Lovelock se apresta a pasarle la factura al Homo sapiens. Estima el sabio, proyectando los efectos del cambio climático global, que hacia finales de este siglo.

    Entonces la imaginación toma el poder y al mismo tiempo se quiebra derrotada ante el milagro. Si Slim, el kafkiano, se decidiera por una nueva forma de locura, la felicidad o la mesura podría llegar en un instante, rosado, tornasol, quizás violeta, a todos los mexicanos. La fórmula es sencilla, lógica, instantánea y nada costosa: bastaría con dividir la riqueza económica del magnate de las telecomunicaciones (30 mil millones de dólares según Forbes) entre el número de miembros de la especie con pasaporte mexicano colocados en el estrato de mayor pobreza (digamos unos 25 millones): cada ciudadano de ese país de sufrimientos, disparidades e injusticias, dispondría de inmediato para el pleno disfrute de su existencia de mil 200 dólares. A la nación retornaría la tranquilidad, a ellos el festín, la seguridad y quizás la prudencia; y lo más importante, el magnate Slim se salvaría de convertirse en cucaracha, tal como lo previó, y sin conocer este país, el escritor checo.

    vtoledo@oikos.unam.mx

    martes, septiembre 26, 2006

    Los sueños moldeados de Juan Soriano



    Público conocedor de este Blog irreverente, recomiendo a Ustedes esta magnifica muestra de esculturas de Juan Soriano. Juan Soriano: los sueños moldeados se llama esta muestra.

    domingo, septiembre 24, 2006

    Al fin y al cabo Ingenieros

    Cárdenas y Slim

    Jesús González Schmal
    23 de septiembre de 2006

    Dos personalidades de distintos orígenes, trayectoria y actividades han coincidido en una posición crítica a la lucha que, por la certeza electoral y sus consecuencias, ha emprendido la coalición Por el Bien de Todos con López Obrador, proclamándolo presiden te legítimo de México, en la Convención Nacional Democrática del pasado 16 de septiembre, que tuvo lugar en la plaza de la Constitución de la ciudad de México.

    El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas enfatiza en su crítica la intolerancia de AMLO cuando alguien no coincide con sus ideas y sus propuestas. De ello deduce la improcedencia de la decisión de su nominación como presidente legítimo. El también ingeniero Carlos Slim acentúa la crítica en lo que él llama el cierre del Paseo de la Reforma en una ciudad gobernada por la izquierda y la radicalización de esta corriente que puede ser, al final de cuentas, contraproducente con sus mejores propuestas de sentido social de la política.

    Ambas posiciones deben valorarse con la mayor seriedad, en tanto merecen crédito de buena fe y recta intención. Resulta también, en el ejercicio de la revisión dialéctica de ideas y decisiones, ingrediente necesario para la destilación racional (sin apasionamientos) de objetivos y propósitos de las acciones y medidas que se toman colectivamente a partir de las propuestas de sus dirigentes. Es también una obligación democrática al reconocimiento de la pluralidad y diversidad ciudadana en cuanto a percibir y resolver los problemas nacionales. En ese tenor, y aun cuando ni Cárdenas ni Slim son formalmente parte de la Convención Democrática Nacional, al utilizar el foro de la opinión pública en los medios de información hace que su aportación deba considerarse con la seriedad e intención con la que sus autores la emitieron.

    Es en esa línea que a manera de diálogo los interlocutores, entre los que me encuentro, porque me registré como delegado en la Convención Democrática, desearían responder a los críticos que buena parte de sus argumentos son válidos y deben ser aceptados como premisas obligadas porque se refieren al presupuesto del bien a México pero, en un esfuerzo de síntesis, por razones de espacio, me parece que sus conclusiones no están suficientemente sustentadas, en tanto no reconocen los orígenes o "causa de lo causado", para explicarse los efectos en los que ellos particularizan su disenso.

    Debe entenderse que los acontecimientos desde el 2 de julio proceden de una inconformidad amplia sobre la certeza y objetividad de los resultados electorales, que se fue nutriendo del conocimiento de lo ocurrido desde la selección concertada (PRI-PAN) de los vocales del IFE; de la intervención descarada de Fox y la publicidad oficial; de la injerencia de Elba Esther Gordillo; la intentona por desaforar a AMLO; del descubrimiento de Hildebrando que, a trasmano, tuvo acceso al software del IFE; y de tantos vicios que, con la culminación de un traspié en la publicación de los resultados el día de la elección; todo ello conforma una duda nacional lógica que debe disiparse ineludiblemente con el recuento de votos y la revisión exhaustiva casilla por casilla. El colmo fue cuando el TEPJF denuncia las invasiones del presidente Fox contra la imparcialidad de los comicios, y aun así dicho Tribunal convalida la misma elección contaminada por confesión expresa de los magistrados.

    De esto se debe partir, y si de ello no se explica o comprende una respuesta como la de la Convención Democrática, en consecuencia, no se debe sólo descalificar la que se tomó, sino proponer una alternativa que resuelva un problema que puede ser de consecuencias catastróficas si en la conciencia de una buena parte de la población persiste el sentimiento de haber sido engañados en el proceso electoral. Nuevamente recurro a Oaxaca. Ahí se escenificó un fraude electoral monumental. Se creyó que con cubrir las apariencias e investir al elegido se resolvería el problema. Hoy la convulsión, la ingobernabilidad, son la respuesta de un pueblo desesperado por no tener canales legítimos de expresión.

    Permítaseme en consecuencia inducir que la propuesta del ingeniero Cárdenas y del ingeniero Slim sería una especie de resignación con la fatalidad de unos resultados electorales no susceptibles de ser revisados y recontados. En ese escenario, ni la iniciativa de diversos ciudadanos y medios de información, incluyendo a EL UNIVERSAL, para que el IFE permita ahora el recuento de los votos, tendría sentido. La consecuencia entonces sería admitir un gobierno con la duda clavada en millones de mexicanos sobre su legitimidad de origen.