El caballo de troya "microsoftiano"
Se ha dicho mucho sobre estas curiosidades ciberneticas; que si son virus, que si son spyware, etcétera. Los troyanos comunmente estupidizan al ordenador; deshabilitan funciones escenciales del explorer por ejemplo, ejecutando programas molestos, etc. En fin, son el vástago párvulo de un virus. Lo que sí es un hecho es que provienen de la "clandestinidad" (jaquers principalmente y son uilizados para recopilar información de cibernautas con fines comerciales o simplemente vulneran la estabilidad del sistema como método de protesta o diversión. Claro es que evidencían la ineptitud de los desarrolladores del sistema operativo por excelencia de Microsoft, tan es así que practicamente no concebiriamos una computadora sin el; sería un inútil armatoste apto solo para eruditos computólogos capaces de realizar complejos y absurdos cálculos fantásticos, como por ejemplo la velocidad de la luz en un hoyo negro, o matrices infinitesimales de Gauss-Jordan, algoritmos hildebrandicos, etc.
Toda esta sorna viene al caso porque en recientes fechas el amable asistente de actualizaciones automáticas de windows hace su labor a la vez que hace las veces de la conciencia y voluntad del usuario e instala una herramienta que identifica la genuinidad del sistema operativo: si este diagnóstico es positivo, no hay la menor tribulación; pero si el análisis es negativo, actua de manera contumaz y constante recordando la ilegalidad y atemorizando (al muy simil estilo del la publicidad del Consejo de la Comiunicación) al usuario con sublimes amenazas a la integridad de la información almacenada en las entrañas de ese inicuo computador.
Súbitamente y constantemente increpan al usuario con ligeros pero profundos mensajes e imágenes subliminales con la finalidad de obligar animicamente al usuario a adquirir un producto genuino. Para muchos de nosotros sería inofensivo y basta con ignorarlo, pero después de algun tiempo comienza a actuar y a irritar. Actua como todo un troyano: desactiva y modifica funciones del sistema hasta que el usuario no haga tal o cual cosa y resulta imposible eliminarlo convencionalmente como se elimina una actualización del sistema o programa instalado. Afortunada y a la vez lamantablemente este seudotroyano trae consigo su propia destrucción, esto es: las entradas al registro del sistema están practicamente desnudas. Con un poco de habilidad se pueden borrar sin la mas mínima huella de su paso por el sistema, puesto que ¿qué se podría esperar de los antes mencionados desarroladores vulnerables?
No es que se defienda la ilegalidad de los productos piratas, ni mucho menos que Microsoft haga esfuerzos por regularzar esa situación, porque recordemos que el software es un producto, tal como lo son unos calzoncillos o un auto y que el fabricante tenga derecho para proteger lo suyo, pero ¿alguna vez don Bill Gates se ha preocupado por predicar la doctrina Windows? No. De hecho nosotros tenemos que aprender a utilizar su sistema operativo y encima de eso comprarselo.
Para mas información y detalles, escriban al correo del blog.
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