"La tontería más grande que escribas hay que hacerla como si fuera una obra maestra": Carballo
Las becas no han producido un solo gran escritor: Carballo
MONICA MATEOS-VEGA
Emmanuel Carballo, premio Nacional de Ciencias y Artes 2006, durante la entrevista con La Jornada Foto María Luisa Severiano
Los altos muros de la estancia de su casa en Cuajimalpa están recubiertos de libros. También las paredes de varias habitaciones: libros que se ven muy usados, muy leídos.
De filosofía, crítica literaria, historia, literatura. No son primeras ediciones, es la biblioteca ''de un muchacho pobre", explica Emmanuel Carballo (Guadalajara, 1929), premio Nacional de Ciencias y Artes 2006 en la categoría de Lingüística y Literatura, galardón que en octubre le entregará el presidente Vicente Fox.
Con la vehemencia que impregnó durante décadas sus críticas literarias (''más de mil"), la misma que, como ha confesado en varias ocasiones, le generó un sinnúmero de enemistades, Carballo se define en entrevista con La Jornada como el partero y sepulturero de varias generaciones de escritores.
''Tuve mi época, hice lo que pude y no me arrepiento. Los mejores escritores mexicanos que siguen hoy en ejercicio los descubrí yo. Fui partero. Y el sepulturero de muchos.
''Hay muertos que han tenido su segunda vida, ¡cuántas veces pude haberme equivocado!, pero ahora que lo pienso... creo que ninguna", y estalla en carcajadas.
Feliz por el premio que, insiste, debió llegarle hace años para disfrutarlo al máximo, el ensayista dice que siempre buscó en la literatura la excelencia: ''No me gustaban los escritores de en medio, ni de debajo de la tabla, pensando en el futbol, sino los que iban a ser campeones: los que iban a vender y a vender, a iluminar y enriquecer a sus lectores.
''Pero amo los libros, aun los que sé que no son buenos, porque provienen de alguien que puso toda su fe, todo su amor y toda su pasión. Eso hay que respetarlo."
Por jurados que sean libres
Carballo sostiene que los innumerables estímulos económicos que el gobierno ha dado a los escritores durante los pasados 12 años, mediante premios y becas, ''no han dado resultado, porque no ha surgido el gran escritor o novelista, poeta, dramaturgo, ensayista, entrevistador o crítico literario. El Estado y la iniciativa privada han sido muy generosos y quien ha fallado ha sido el escritor.
''Aplaudo que se aporte dinero a las letras, a todas las manifestaciones artísticas, pero el gobierno debería tener mejores jurados para que se exija lo suficiente. Hay becarios que pasan de una beca a otra y tienen la desvergüenza de decir: 'tengo 20 de escribir y no he hecho nada', 'me he burlado del erario durante 20 años y nada'.
''En este sentido, un homenaje al gobierno y una rechifla al escritor y al artista en general, porque no han estado a la altura de los premios.
''Hay que darles estímulos a los jóvenes, pero con jurados que no estén conjurados, que sean libres, que no tengan mafias, que se dediquen realmente a cumplir su función.
''Las camarillas que existen para ver qué ganan las vivimos no sólo en política, también en literatura, y eso está mal: provocan la falta de gran literatura, es decir, la falta de un Juan Rulfo, de un Jaime Sabines, de un Juan José Arreola, de un Carlos Fuentes, hasta de un Jorge Ibargüengoitia, que era un humorista de segunda categoría, pero ni siquiera eso tenemos, no los veo."
Pasión por los libros y las letras
A sus 77 años "cumplidos", Emmanuel Carballo sigue emocionándose al hablar de su gran pasión: los libros, las letras, la escritura.
''Tengo más de 50 años de escribir, empecé a hacerlo en periódicos, en 1949, ¡era un chamaco! Empecé a hacer mis primeras cosas en El Occidental de la cadena de José García Valseca, luego en El Informador.
''Cuando me vine a México fui redactor en México en la Cultura, el suplemento de Novedades que dirigía Fernando Benítez."
El autor de Diario público 1966-1968 deploró que buena parte del periodismo actual esté en manos de negociantes, ''venden a los 'famosos' en la sociedad rastacuera mexicana: los líos de las actrices, los abortos. Nos han hecho que cambiemos nuestra mentalidad y no es justo.
''La prensa del siglo XIX hacía periodismo para formar, luego se dijo que se hacía periodismo para informar, ahora se hacen periódicos para vender, y si queda algún hueco se le dedica a la cultura. ¿Para qué sirve que los chicos vayan a la secundaria, a la preparatoria o a la universidad si no tienen que leer? Los libros están caros y los periódicos no ofrecen nada para leer, están llenos de secciones muy interesantes para los que buscan trabajo, de niñas guapas que viven de salir en sociedad. No hay ningún suplemento que le diga a un muchacho de la Universidad Nacional Autónoma de México o del Politécnico qué libros se publicaron la semana pasada en México."
Hace varios años que Emmanuel Carballo dejó, formalmente, de hacer crítica literaria. Dice que ahora es historiador de la literatura, pues ''hay muchas cosas que ya no entiendo, entonces no tengo el derecho de hacer crítica literaria, estaría dando gato por liebre.
''Ya no entiendo muchas ideas filosóficas, teológicas, literarias, artísticas en general, y si no entiendo eso, no entiendo a los jóvenes, soltaría los orines fuera de la bacinica. Pero debo leerlos. Cuando me preguntan en radio acerca de algún autor, opino, pero ya no me siento capaz.
''Uno de los secretos de la crítica es leer dos veces el libro que vas a reseñar, por más malo que sea. La primera para entender más o menos de qué trata, la segunda para ver los detalles, la estructura, el estilo, la creación del personaje, la atmósfera, a quién se parece dentro del panorama de tu literatura.
''Y luego, al escribir la crítica, no dar el maquinazo, sino hacerlo como si estuvieras escribiendo Romeo y Julieta o La Ilíada. La tontería más grande que escribas hay que hacerla como si fuera una obra maestra, de otra manera es innoble para uno mismo y para el lector."
Despertar de conciencias
Carballo asegura que la literatura es muy rara, no sigue reglas: ''En un momento, cuando parece que no va a haber nada y la atacan por todos lados, surge algo.
''Ahora, como no hay ideología en el gobierno, no sabemos qué pasará. Sartre decía que no se puede ser escritor y de derecha. ¡Estoy totalmente de acuerdo!, cuando mucho puedes ser devoto y que tu alma se vaya al cielo, nada más.
''No vas a ser escritor si eres de derecha, pues para hacer literatura hay que conocer los pecados del alma, gozarlos, sufrirlos, ser tan libidinoso como los personajes. El escritor plantea grandes problemas, de aquí, de allá, del hoy, del más allá, la vida, la muerte, el amor, el desengaño, la angustia, la traición. Para eso debe plantear seres y conflictos de primera categoría.
"La literatura es amor, aunque revista cualquiera de las caras del odio. A quien más odias, quizá es a quien más amas. Algo raro pasa, pero suele suceder. Lamentablemente, ahora para vender libros, deben ser frívolos, pues los que los leen son unos tarados, y hay que hacer una literatura tarada, con los temas de moda: el baile, el canto, la mariguana, el narcotráfico.
''Cuando uno se vuelve viejo es muy fácil regañar a los jóvenes y no entenderlos. Trato de entenderlos y me gustaría estar equivocado, pero no le auguro a la literatura mexicana grandes éxitos en los próximos años si las cosas van como van."
-¿Qué deberíamos recuperar para fortalecer la literatura mexicana?
-La división política que está viviendo México puede ser productiva para la literatura, aunque para el país sea desastrosa. Porque va a despertar las conciencias dormidas. Unos en favor, otros en contra, pero habrá literatura que maneje ideas, tomas de conciencia. Escritores que se la jueguen, que no estén sentados, dedicados a hacer dinero, a ganar premios y a vestir best sellers.
''Pues el best seller se desinfla, tiene un tiempo de vida muy corta. La gran obra es como pan con levadura: crece, crece, crece, hasta que parece una catedral: Rulfo crece, Arreola crece."
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